Con “Banderas de nuestros padres” y “Cartas desde Iwo Jima” Clint Easwood se embarcó en un proyecto muy ambicioso, no sólo el realizar una película bélica y anti-bélica a la vez sino también intentar describir las intersubjetividades de los dos bandos, partiendo de un punto de vista supuestamente neutro.
En este proyecto es loable el trabajo de documentación, existen imágenes que son prácticamente iguales que imágenes gráficas tomadas en cámara fotográfica o cinematográfica, en este punto reside una de las principales virtudes de las películas; su belleza plástica, interrumpidas (en ocasiones) por una voz en off (en “Banderas de nuestros padres”), que a mi parecer solo genera “ruido” y distracción. Pero volvamos al punto de partida del proyecto; el captar de manera más neutral posible las diferentes subjetividades que están presentes en los dos bandos de una de las más sangrientas batallas de la Segunda Guerra Mundial.
En este proyecto es loable el trabajo de documentación, existen imágenes que son prácticamente iguales que imágenes gráficas tomadas en cámara fotográfica o cinematográfica, en este punto reside una de las principales virtudes de las películas; su belleza plástica, interrumpidas (en ocasiones) por una voz en off (en “Banderas de nuestros padres”), que a mi parecer solo genera “ruido” y distracción. Pero volvamos al punto de partida del proyecto; el captar de manera más neutral posible las diferentes subjetividades que están presentes en los dos bandos de una de las más sangrientas batallas de la Segunda Guerra Mundial.
Además de presentar las diferentes subjetividades presentes en la contienda, es central a su vez, el tema de los héroes, en este caso al igual que el el caso de otras películas del mismo autor, estos siempre tienen un origen singular (“Million Dollar Baby”, “Sin perdón”, etc) ; blanco, de origen europeo, cristiano, etc, en clave lo que se han venido a llamar los W.A.S.P. (White American S... Protestant).
Esta perspectiva de "los heroes" es de recurrente actualidad, y parte de una visión teleológica de la historia, la democracia empieza en Grecia (según Frank Miller en el paso de las Termópilas) y termina en Washington. Los verdaderos actores de este proceso son aquellos “sujetos” que impulsados por la fuerza de la historia (“el espíritu de la historia” según el idealismo alemán), son capaces de esfuerzos épicos para llevarnos por “duros” senderos al fin de la historia. Esta perspectiva tiene además del ingrediente idealista, otro aditivo más; el religioso; la idea del pueblo elegido.
En esta tesitura el triste rol que le tocan a los japoneses es el de pueblo engañado y vilipendiado por un pensamiento fanático donde solo los sujetos libres son los que intentan sobrevivir huyendo de cualquier heroísmo, pero intentando a “ojos de los demás” mantenerse dentro de la lógica fundamentalista que les guiaba; la fidelidad al emperador.
Estamos a mi entender, ante un director que continúa con la lógica social preponderante en EE.UU, pero sin caer en la propaganda fácil, cargado de sutilezas y matices. Es de destacar que la famosa estampa de los soldados portando la bandera, fue un capricho del capitán cuando ya estaba tomado el famoso pico de la colina, y ordenó que se repitiera la foto (ya que no se había podido captar la foto en el momento real), esta foto posteriormente fue utilizada como imagen propagandística para conseguir nuevos fondos para la guerra y los soldados protagonistas de la campaña no eran los que originalmente tomaron el pico, gracias a este evento Eastwood nos refleja la importancia de la propaganda y la manipulación para ganar una guerra. Pero este episodio esta demasiado dilatado en el desarrollo narrativo perdiendo peso parte del pulso dramático de la película.
En cuanto a “Cartas de Iwo Jima “ es destacable la recreación del claustrofóbico ambiente de las cuevas que mantiene el interés de la acción durante toda la película.
Por último quisiera destacar de Clint Eastwood su gran conocimiento técnico y artístico, que se deja entrever en las dos películas, elevándolo a la categoría de uno de los autores cinematográficos más importantes de nuestro momento.
En esta tesitura el triste rol que le tocan a los japoneses es el de pueblo engañado y vilipendiado por un pensamiento fanático donde solo los sujetos libres son los que intentan sobrevivir huyendo de cualquier heroísmo, pero intentando a “ojos de los demás” mantenerse dentro de la lógica fundamentalista que les guiaba; la fidelidad al emperador.
Estamos a mi entender, ante un director que continúa con la lógica social preponderante en EE.UU, pero sin caer en la propaganda fácil, cargado de sutilezas y matices. Es de destacar que la famosa estampa de los soldados portando la bandera, fue un capricho del capitán cuando ya estaba tomado el famoso pico de la colina, y ordenó que se repitiera la foto (ya que no se había podido captar la foto en el momento real), esta foto posteriormente fue utilizada como imagen propagandística para conseguir nuevos fondos para la guerra y los soldados protagonistas de la campaña no eran los que originalmente tomaron el pico, gracias a este evento Eastwood nos refleja la importancia de la propaganda y la manipulación para ganar una guerra. Pero este episodio esta demasiado dilatado en el desarrollo narrativo perdiendo peso parte del pulso dramático de la película.
En cuanto a “Cartas de Iwo Jima “ es destacable la recreación del claustrofóbico ambiente de las cuevas que mantiene el interés de la acción durante toda la película.
Por último quisiera destacar de Clint Eastwood su gran conocimiento técnico y artístico, que se deja entrever en las dos películas, elevándolo a la categoría de uno de los autores cinematográficos más importantes de nuestro momento.