martes, 29 de mayo de 2007

ROCKY BALBOA

“Nada termina hasta que tú sientes que termina” Con esta especie de subtítulo que podía haber sido perfectamente “vaya morro que le echo a la vida” Silvestre Stallone nos presenta una entrega más (y creo que van seis) del incombustible Rocky Balboa. Lo cierto es que me lancé a verla con la esperanza de que el personaje muriese en el cuadrilátero, pero por supuesto era demasiado esperar y todavía le veo capaz de deleitarnos con una entrega más en la que se suba al ring (¿se escribe así?) en silla de ruedas.... porque como él mismo dice, nada termina hasta que...
El caso es que el abuelo Stallone ya no está para demasiados trotes, pues sólo han metido boxeo en el tercer acto. Una secuencia de entrenamiento que recuerda a las de todas las anteriores (lo de golpear trozos de carne le debe poner) y por supuesto el combate final contra un maromo (Antonio Tarver) del que se dice que tiene una técnica insuperable, pero muy poco carisma con el público. Toda la trama principal de la película está cogida por pinzas por una secuencia en la que los dos boxeadores se enfrentan en un combate virtual, en el que Silvester le da una soberana paliza al (perdón) amariconado actual campeón de los pesos pesados. Esto parece que enfurece al chaval (más bien a sus asesores) que está dispuesto a demostrar porque él es el campeón.
En realidad la estructura de la película se “sostiene” sobre la base de las relaciones interpersonales que tan bien le fueron en la primera entrega del folletín. ¿Pensaría el señor Stallone que le iban a volver a dar el Oscar?
La relación de amor adolescente con su nueva novia camarera (no tengo el gusto de conocer a la actriz) la buena relación con el hijo negro de esta (para que quede claro que aunque su rival también es negro, Silvestre no es racista) Su relación inexistente con su hijo que parece tener algún tipo de complejo respecto a él. Su relación con su antiguo entrenador y cuñado (prometo buscar los nombres de los actores para las próximas críticas como hacen algunos críticos de Fotogramas y Cinemanía) y sus dilemas consigo mismo, no son obstáculo para alguien como Rocky que con ayuda de las hormonas y el botox es capaz de ganar a un chaval (al menos no perder y quedar como el autentico vencedor, con ese plano mirando hacia atrás mientras el público le jalea) a todos sus detractores juntos y al que se le ponga por medio para colocar esta película que él mismo dirige, escribe, interpreta y produce en lo más alto de las taquillas de todo el mundo. De lo cual se desprende que Stallone debe estar riéndose de todos mientras cuenta billetes desde el sillón de su mansión de Los Ángeles.
Víctor Gualda.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Más de lo mismo, esto aburreeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee ..........
Saludos!!!

Anónimo dijo...

Yo me considero un fan de Stallone y de la saga de Rocky, este filme para muchos sonaba a broma total por parte de todo el mundo, pero mira por donde a conseguido satisfacer tanto al público como aquellos que habian puesto el grito en el cielo por otra ración más del potro italiano.

El filme tiene un estilo realmente anacronico con respecto a la manera de hacer cine de hoy en día, se toma su tiempo para presentar los personajes y para meternos realmente la acción, lo interesante es ver la evolución de un personaje que empeazó alla por los 70 y darle un final digno que no se consigio, según algunos, en su quinta entrega.

Yo la recomiendo para los fans de esta saga y para todos aquellos que disfrutaban al igual que yo en los 80 y los 90 con los filmes del señor Stallone.