martes, 18 de noviembre de 2008

SATANAS

La película colombiana dirigida por el novel Andrés Baiz, es una apuesta muy interesante pero a la que le falta “algo” (tal vez oficio). Mientras la veía no pude dejar de pensar que parecía un cortometraje alargado, e intentaba recomponer la historia en mi cabeza para reducirla a veinte minutos. Y es que la estructura esta dividida en tres historias que no son complementarias. El espectador estará pendiente para saber cuando se unen, pero en realidad, sólo una me parece que tiene la suficiente entidad dramática y podría llevar todo el peso de la trama.

Resulta que Baiz tiene media docena de cortometrajes realizados. Este es su primer largo, tal vez por eso el ritmo me resultaba un tanto amateur. No quiero decir que no sea el correcto, pero se nota una inexperiencia a la hora de conferir el tempo que necesita la historia. Este defecto que es habitual en el cine español por no haber sabido adaptarse a la evolución de los cambios narrativos directamente importados de los americanos, tiene como consecuencia un arranque lento. Se nota desde el primer plano que el director trata de sorprender. Que trata de enganchar al espectador con unos movimientos de cámara potentes y una escena impactante. Todo para presentar a uno de los tres protagonistas. Un cura "bueno" que tiene que cargar con la culpa de sentirse responsable de los actos de una desequilibrada. Al menos esto es lo que entiendo en los primeros compases de película. Luego resulta que la subtrama adquiere mayor protagonismo y se convierte en pieza casi imprescindible del puzzle (casi premonitoria). Particularmente me parece que el director se podía haber ahorrado esta historia desquiciada que pierde credibilidad por lo extrema que resulta. Tal vez como cortometraje independiente hubiese funcionado, pero aquí no hace más que incomodar.

En cuanto al cura, resulta que el director nos quiere presentar que tiene dudas sobre su vocación. Una relación imposible le atormenta. La culpa, que resulta el motor inconsciente de toda la cinta (no confundir con “el tema”, que es otro) no parece que le pase la factura que sería conveniente. Y es que se nota la influencia católica en toda la base de la película. La educación judeo-cristiana tiene un peso y aquí es muy evidente. Lo cierto es que el cura también tendrá que pagar por sus pecados. Así el título resulta muy adecuado para la película en la que un dios vengativo se va a tomar la justicia a través de un manso... no quiero desvelar nada, pero todo el armazón es demasiado evidente.

La segunda pieza o trama principal del puzzle resulta una chica que trabaja en un mercado y tiene la oportunidad de salir adelante a costa de seducir y robar a tipos desprevenidos. Todo ello hasta que se encuentra con la horma de su zapato. Esta es sin duda la historia más deslabazada de las tres. La trama es tópica y funciona como otro corto independiente en el que vemos la evolución lógica, y como la culpa se paga con sangre si antes tu la derramaste (de nuevo el elemento religioso se esconde tras la trama). Curioso que el clímax dramático de esta se resuelva al final del segundo acto y que en el tercero el personaje desaparezca hasta el desenlace.

Otra cuestión diferente es la historia que a priori es el base principal de la película. La del mencionado manso, al que en todo el arranque de la película el director se ha tomado la molestia de dedicar mucho tiempo (demasiado) para presentar. Baiz nos enseña a un hombre solo (en el guión se comete la equivocación de decirlo por boca del protagonista). Sus desencuentros sexuales, la imposible relación con la madre castrante, la mala influencia de la consciencia de la clase social, son elementos para los que el texto se toma casi media película. La frustración se va apoderando de él, y haber pertenecido al ejercito americano le confiere la seguridad de las armas. Así cuando en el último tercio de película el personaje se destapa como ángel exterminador, ningún espectador se puede mostrar sorprendido. Sabemos que todos los que le incordiaron pasaran por su furia. Me recordó este punto a aquel experimento triunfal de Gus Van Sant en “Elephant” en el que las historias se desarrollaban de manera paralela cambiando los puntos de vista hasta el desenlace. Lástima que aquí el intento resulte fallido, porque la propuesta es de las más interesantes que he visto en el subgénero “asesinos en serie”.

Desde el principio sabes que los personajes están llamados a encontrarse, pero sólo el cura y Eliseo (un Damián Alcazar que sobresale del reparto por su inacción) lo harán cuando corresponde, y desde luego no con la suficiente contundencia dramática. Hubiese necesitado Baiz recortar más el arranque y entrelazar más las historias para que adquiriesen el peso necesario y la película fuese una de las referencias de este año. Pero lo que es seguro, es que se trata de un estreno como director potente,que le permitirá al menos hacer su siguiente película... que particularmente espero con curiosidad.

Víctor Gualda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Margüita dijo...

Uff. lo del "cortometraje alargado" suena a rollo macabeo. Aunque es un mal extendido, me temo.

Me alegra ver que las críticas continuan!

Un saludo.