… o tal vez “pirulas y polvos” es el título más adecuado para el peor cine español de la década. Si el cine es un reflejo de la sociedad, el nuestro, igual que la economía, está en crisis y con esta producción ha tocado fondo. Lo bueno, que ya sólo se puede ir hacia arriba. Y es que si la mayoría de los espectadores reconoce abiertamente que la televisión de nuestro país es basura, la extrapolación al cine de esta, no puede ser otra cosa que basura en pantalla grande. Ya sólo faltan los cortes publicitarios a machete en mitad del metraje.
Como siempre el guión es la base sobre la que se cimenta el despropósito. Para este, han utilizado varios puntos de vista que se cruzan y cada uno de los personajes se presupone que tienen un conflicto introducido en una trama que tiende a converger en un punto de encuentro. Hasta aquí bien. El problema es que el conflicto sólo está planteado (más bien presentado en pequeñas secuencias narrativas) pero jamás desarrollado. Normalmente con una frase justificatoria, rompiendo el principio de “acción”. Y no me refiero a acción física. No se puede poder a un actor en una secuencia rasgando una guitarra y decir que quería ser músico, dejarlo ahí y luego meter catorce secuencias del mismo metiéndose rayas o follando porque no hay conflicto. No se puede introducir un personaje como camello, decir que es buena chica y que quiere sacar a un amigo de la cárcel, dejarlo ahí, y meter catorce secuencias poniéndose y follando. No se puede meter un personaje cuyo conflicto sea que estar gorda, y para arreglarlo meter una secuencia en la que una amiga le mete un par de pirulas en una copa y el resto de la trama ponerla follando o colocada. No se puede meter una secuencia en la que un chaval enamorado de su amigo (tal vez el más desarrollado) se “desvía” porque no se siente a gusto en un trío y se pone hasta el culo de pastillas, se lo follan en un cuarto oscuro y pierde los papeles sin más para convertirlo en mártir. Qué clase de visión simplista de la realidad es esta.
Señores Albacete y Menkes, entiendo siguiendo la trayectoria de su cine, cuyo “tema” se ha ido puliendo a lo largo de los años hasta la mínima expresión, que para ustedes follar y ponerse sea el centro del universo de los veinteañeros de nuestro país. Señor Herrero, entiendo que recolectar a todos los chavales de las series de televisión, sea una formula garantizada de llevarse un buen pellizco de la abultada taquilla. Entiendo que las secuencias de sexo y drogas censuradas en la pequeña pantalla vendan en la grande, pero sin ánimo de moralizar señora Gonzalez Sinde, qué tal si se desarrollan las tramas y los conflictos de personajes perdidos que buscan su identidad y su sitio sin recurrir al tópico, ni dar una imagen manipuladora. Qué tal asumir la responsabilidad de mostrar la realidad. Una realidad igualmente dura pero con criterio que no sea sólo la fiesta y los niños/as guapos/as de las teleseries españolas. Tal vez escribieron la película colocados, pero este cine nos aleja del cine de calidad que se está haciendo en el resto de Europa, y demuestra que seguimos siendo el culo del mundo cinematográficamente. El tema es muy interesante, pero necesita un desarrollo inteligente, no amarillismo y sensacionalismo barato.
Con los actores no me voy a extender, sencillamente porque no están dirigidos. Se limitan en el mayor número de los casos a soltar la frase como en televisión sin pensar lo que están diciendo, totalmente carentes de comunicación y ritmo interno. Por respeto al trabajo siempre complicado de los actores que quieren hacerlo lo mejor posible, destacaré a Mario Casas con el personaje más y mejor desarrollado. La planificación es tan de teleserie que resulta teatral, con las acciones siempre de frente a la cámara y en la que hasta sorprenden un par de primeros planos para algún diálogo intenso que consiguen sacarnos de la presunta historia. La música de hilo musical para ahorrar en derechos es vergonzante. Hasta la fotografía (tal vez lo mejor de todo el conjunto), resulta artificial en interiores a los que se les da una continuidad con los exteriores, como si la gente viviera en penumbra, sólo por huir de una imagen más televisiva. Un despropósito general que me llevan a recomendar cambiar de canal antes de perder casi dos horas con esta película. Pero bueno, siempre se puede justificar todo diciendo -“si es lo que la gente quiere”-
Víctor Gualda.
Como siempre el guión es la base sobre la que se cimenta el despropósito. Para este, han utilizado varios puntos de vista que se cruzan y cada uno de los personajes se presupone que tienen un conflicto introducido en una trama que tiende a converger en un punto de encuentro. Hasta aquí bien. El problema es que el conflicto sólo está planteado (más bien presentado en pequeñas secuencias narrativas) pero jamás desarrollado. Normalmente con una frase justificatoria, rompiendo el principio de “acción”. Y no me refiero a acción física. No se puede poder a un actor en una secuencia rasgando una guitarra y decir que quería ser músico, dejarlo ahí y luego meter catorce secuencias del mismo metiéndose rayas o follando porque no hay conflicto. No se puede introducir un personaje como camello, decir que es buena chica y que quiere sacar a un amigo de la cárcel, dejarlo ahí, y meter catorce secuencias poniéndose y follando. No se puede meter un personaje cuyo conflicto sea que estar gorda, y para arreglarlo meter una secuencia en la que una amiga le mete un par de pirulas en una copa y el resto de la trama ponerla follando o colocada. No se puede meter una secuencia en la que un chaval enamorado de su amigo (tal vez el más desarrollado) se “desvía” porque no se siente a gusto en un trío y se pone hasta el culo de pastillas, se lo follan en un cuarto oscuro y pierde los papeles sin más para convertirlo en mártir. Qué clase de visión simplista de la realidad es esta.
Señores Albacete y Menkes, entiendo siguiendo la trayectoria de su cine, cuyo “tema” se ha ido puliendo a lo largo de los años hasta la mínima expresión, que para ustedes follar y ponerse sea el centro del universo de los veinteañeros de nuestro país. Señor Herrero, entiendo que recolectar a todos los chavales de las series de televisión, sea una formula garantizada de llevarse un buen pellizco de la abultada taquilla. Entiendo que las secuencias de sexo y drogas censuradas en la pequeña pantalla vendan en la grande, pero sin ánimo de moralizar señora Gonzalez Sinde, qué tal si se desarrollan las tramas y los conflictos de personajes perdidos que buscan su identidad y su sitio sin recurrir al tópico, ni dar una imagen manipuladora. Qué tal asumir la responsabilidad de mostrar la realidad. Una realidad igualmente dura pero con criterio que no sea sólo la fiesta y los niños/as guapos/as de las teleseries españolas. Tal vez escribieron la película colocados, pero este cine nos aleja del cine de calidad que se está haciendo en el resto de Europa, y demuestra que seguimos siendo el culo del mundo cinematográficamente. El tema es muy interesante, pero necesita un desarrollo inteligente, no amarillismo y sensacionalismo barato.
Con los actores no me voy a extender, sencillamente porque no están dirigidos. Se limitan en el mayor número de los casos a soltar la frase como en televisión sin pensar lo que están diciendo, totalmente carentes de comunicación y ritmo interno. Por respeto al trabajo siempre complicado de los actores que quieren hacerlo lo mejor posible, destacaré a Mario Casas con el personaje más y mejor desarrollado. La planificación es tan de teleserie que resulta teatral, con las acciones siempre de frente a la cámara y en la que hasta sorprenden un par de primeros planos para algún diálogo intenso que consiguen sacarnos de la presunta historia. La música de hilo musical para ahorrar en derechos es vergonzante. Hasta la fotografía (tal vez lo mejor de todo el conjunto), resulta artificial en interiores a los que se les da una continuidad con los exteriores, como si la gente viviera en penumbra, sólo por huir de una imagen más televisiva. Un despropósito general que me llevan a recomendar cambiar de canal antes de perder casi dos horas con esta película. Pero bueno, siempre se puede justificar todo diciendo -“si es lo que la gente quiere”-
Víctor Gualda.
1 comentario:
Nada mejor para comenzar el dia que una critica escrita con un par (de cojones), aunque no haya visto la peli estoy seguro de que no la vere, y mas despues de leer lo que comentais.
Me niego a seguir perdiendo mi tiempo en cine totalmente inutil!!!!
90% de cine español jajajajaja
Menos mal que hay un 10% que se puede ver (pero solo eso)
Seguir asi. un abrazo.
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