viernes, 19 de diciembre de 2008

EL CASTIGO (¿cine en formato televisivo?)

España es un repetidor de contenidos. Casi cualquier formato de éxito ha pasado antes por televisiones de otros países. Aunque no es exactamente el caso de esta miniserie de dos capítulos, lo que si es cierto es que producir series con un formato menos televisivo y más cinematográfico era algo que tenía que llegar a nuestro país. Series como “Los Soprano” o “A 2 metros bajo tierra” en Estados Unidos producidas para la televisión por cable, han funcionado en todo el mundo. El problema es que los presupuestos de esas series suelen ser elevados, y en nuestro país es impensable. Más, cuando series baratas (en todos los sentidos) hechas en tres decorados y con estereotipos baten record de audiencia cada semana. Hay que agradecer a A3, pero sobre todo a Calparsoro haber abierto la veda (aunque no es el primero ni el mejor, Benito Zambrano ya dio el salto a la tele con su serie “Padre Coraje” para el mismo canal), y a los espectadores el haber respondido.

El director vasco empezó desde lo más alto con su “Salto al vacío”, y luego como el título de su película ha ido haciendo caída libre. Tal vez por un exceso de egocentrismo, tal vez que se autolimita a temas violentos demasiado dramáticos y sin ningún sentido del humor lo han alejado de la taquilla de las salas, tal vez que su estilo cinematográfico se ha ido quedando obsoleto y tuvo su momento en los 90 cuando este estilo era novedoso y tenía múltiples seguidores. Pero hay que reconocerle que en historias pequeñas, y en momentos contados roza la genialidad, aunque luego las estructuras generales de sus guiones sean un desastre. Ignoro si “El castigo” es un proyecto de encargo o una especie de telefilme ideado por él, pero el hecho de que este basado en una historia real, que la estructura y planificación sean casi cinematográficos, y que tiene a un canal por detrás, le han aportado una base sólida y muy interesante. En realidad no se trata de nada novedoso. “Prison Break” o “Perdidos” tienen una estructura muy similar, pero en nuestro país esto es una puerta cerrada que ahora (parece) por fin encuentra una rendija.

La miniserie es inteligente en varios aspectos. Genera el interés a través de un flash-back en el que vemos a uno de los chavales que será protagonista que llega a una comisaría de policía, y comienza a recordar lo sucedido. Vemos su llegada al “campamento” y que va a ser tratado con dureza. Inmediatamente conocemos al grupo de cinco chicos que integraran los presos de esta trama pseudocarcelaria. Y como tal, no queda otro remedio de intentar la fuga. Mediante nuevos flash-backs que están introducidos en el principal conoceremos los antecedentes de los chicos protagonistas. Esto sirve además para cambiar los puntos de vista sobre el personaje que tomará el protagonismo en cada segmento de la trama. Los “malos” están menos desarrollados, y solo adquieren peso especifico para que entendamos sus razones antagonistas y por supuesto también tienen un pasado (del que sólo se darán pequeñas pinceladas). En este punto tengo que resaltar la recuperación por parte de Calparsoro de su actor fetiche en los comienzos Alfredo Villa, un tipo demasiado condicionado por su físico y sus carencias interpretativas, pero que tiene un carisma especial (aunque aquí su personaje no tiene ningún desarrollo y sólo sirve de brazo ejecutor). En cuanto a la interpretación, a pesar de que todos están moderadamente correctos, los chavales no tienen un nivel muy destacable, pero el físico (al estilo americano) y la situación les favorece. Diálogos aprendidos demasiado de memoria y con falta de naturalidad no estropean el tono general. Es el ritmo, justificable por el formato televisivo, lo que más me chirría. La tensión está muy bien conseguida, con una banda sonora que la reactiva, pero a pesar de que los diálogos son cortos y directos, muy cinematográficos en definitiva, el pulso del director hace que algunas secuencias sean lentas. Tal vez un crescendo del ritmo, planos más cortos (que aporta mayor intensidad dramática), más conflicto interno entre los “malos”, montaje más picado según avanza la trama y castigos más crueles, hubiese elevado el metraje. Pero aun así el efecto cinematográfico de ver algo diferente está conseguido. El primer capítulo sigue las pautas de las series americanas dejando la trama en un punto álgido. Pero cuando se retoma es más de lo mismo. Todo demasiado igual. Una subtrama con una de las chicas eleva la tensión y sirve para llevar la trama de fuga hacia el previsible desenlace. El clímax más previsible si cabe. Pero en realidad el espectador medio es lo que espera. Tal vez en una versión más cinematográfica hubiese hecho menos concesiones. Alguno de los personajes hubiese tenido un desenlace más dramático, y el telefilme sería cine. El epílogo, con ese plano general que tanto gusta al director (ya lo conocíamos de “Asfalto”) y que tira del recurso de la sorpresa, no lo hará con el espectador habituado, que incluso lo relacionará con “La naranja mecánica” (¿será un homenaje?) pero producirá un efecto de desasosiego, y con un poco de suerte unos segundos de reflexión en el espectador medio... El tiempo suficiente para cambiar de canal.

Insisto, hay que felicitar a Calparsoro por este éxito a pequeña escala (en realidad más espectadores que cualquiera de sus películas en el cine) El futuro de la profesión en nuestro país está en la televisión, y eso es algo que irán aceptando. Los actores hace tiempo que lo comprendieron, y aunque hay realizadores que se han pasado a la tele, los buenos resultados de audiencia de la miniserie; barrió a Tele5 con casi cinco millones y medio de espectadores, un 27,8 de share, harán que sean los mismos canales los que reclamen a directores de peso para nuevos proyectos, generalmente con la etiqueta de “basado en hechos reales”. De momento, y para el que no lo haya visto, A3 tiene colgados en su página los dos capítulos completos.

Víctor Gualda

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Llevo tiempo si ver tv,pero seguiré tu consejo para verlo a través de la web de A3.Aprovecho para recomendar(de manera un tanto peregrina),las columnas de Enric González en El Pais.Hace poco se refirió a la serie y a los sucesos que la inspiraron.Es un crack que escribe deliciosamente sobre fútbol,economía o lo que le echen.
Y ya que estamos en ello:Carlos Boyero es de vergüenza ajena.
Zero

Anónimo dijo...

Creo que la diferencia con series como "a 2 metros bajo tierra" no tiene nada que ver con el presupuesto. La susodicha serie es una joya en cuanto a guion y los actores dan sopas con onda a cualquier estrellita de nuestro firmamento. Una historia como la de a 2 metros bajo tierra se puede contar con poco presupuesto pero hace falta un talento que la cree y unos actores que sean artistas y que no se limiten a estar "naturalitos".

Anónimo dijo...

hay muchas diferencias entre la televisión americana y la española. También dentro de las televisiones americanas. "A 2 metros bajo tierra" es de la HBO, un canal (ahora medio en números rojos) que apostó por la calidad en un momento de crisis de las televisiones estatales. En España actualmente sería imposible una serie así, por buenos que fueran los guiones. Las serie aquí tratan de ser para "todos los públicos", y aunque se ha abierto un poco la mano de los estereotipos, cosas como una pareja gay protagonista, una muerte diaria, drogas, sexo o crítica a las instituciones (incluida iglesia) es impensable para los ejecutivos de las cadenas. Nadie se atreve a dejar de hacer "españoladas" y cuando alguien lo hace se convierte en noticia de telediario, con las consiguientes críticas de todas las asociaciones habidas y por haber. Tenemos una doble moral aferrada a nuestra cultura que hace que nos creamos que somos los más progresistas, cuando en realidad somos unos pueblerinos marujones.
Además está el tema de los tiempos. las series salen baratas, pero hay que rellenar minutos, con lo que los guiones están alargados para rellenar y conseguir más publicidad. El formato americano dice que un capítulo debe durar 50 minutos (sin publicidad) como mucho y aquí duran entre 70 y 80. eso sin contar que el formato de 30 (la sitcom de toda la vida) es impensable. Copiamos los formatos, lo hacemos mal, y encima nos creomos con superioridad moral. Claro que "A 2 metros..." es una gran serie, y claro que en España hay guionistas capaces. De eso y de más, el problema es el presupuesto Y, repito Y todo lo demás.
Zero, de acuerdo contigo en lo de Boyero, no tanto por los artículos de cine, sino más bien porque le están dejando escribir artículos de opinión, y algunos son para insultarle. Tomo nota del articulista ese del que hablas.
Bi.

Anónimo dijo...

Amén a todo (es en serio, no hay sarcasmo)

Qué bien que sigas con las críticas

el anónimo de antes

Anónimo dijo...

De los factores que comentas,el más crítico a mi juicio es el de la duración de los capítulos.Como bien dices,los capítulos de las series españolas son interminables,siendo reiterativas,con secuencias superfluas y otras que no respetan los tempos dramáticos.
Resulta llamativo cómo muchas series que en la biblia parten con ideas o situaciones interesantes ya desde el primer capítulo ceden los momentos climáticos a situaciones dramáticas prefabricadas y de melodrama,demasiado simples y ya vistas(dando igual el contexto,los personajes y demás).
Es decir,que partimos de un problema de guión.
Anónimo comenta el tema de los actores.Y ahí tb estoy de acuerdo:Pamela Anderson en "Los vigilantes..." me resulta más creible que cualquier intérprete de una serie española,y más si tenemos en cuenta que por el ritmo de grabación y demás,aquí poco más se le exige al actor que estar natural.Y cuando se le deja,pues se da el caso de que sólo los protas tienen ese privilegio.Los secuandarios han de llevar sus interpretaciones al extremo de la caricatura.
Por último(me estoy extendiendo como las series),dos cuestiones:
-¿Qué podemos esperar cuando en series de hospitales las enfermeras van pintadas como si estuvieran en una boda?
-"Camera café" es el ejemplo paradigmático de los que se puede hacer con talento y el formato adecuado.
Zero

Anónimo dijo...

aunque estoy de acuerdo contigo en lineas generales, por una vez tengo que romper una lanza a favor de los actores; no sé como funcionará la cosa en estados unidos. Me refiero a que no se si tendran un trainer o algo así, pero recientemente he trabajado con actores y el nivel me sorprendió muy gratamente. El único problema que les veia era que estaban un poco perdidos y necesitaban que alguien les dirigiese. Me pregunto si en las series españolas esto lo hará alguien. Me imagino perfectamente al realizador diciéndoles que se pongan en la marca y suelten el texto. Mucho material y poco tiempo para grabar... en fin, la pescadilla que se muerde la cola.

por cierto, me leí un artículo del tal Eric Gonnzalez sobre los Leeds y me encantó. Es casi épico contando la historia del club y eso que yo no soy muy de futbol, pero dan ganas hasta de ver la peli.Seguiremos al tipo atentamente.
Bi

Anónimo dijo...

Sí, es tremendo lo de los actores en las series pero precisamente por eso, si alguno con el ritmo de rodaje, los diálogos imposibles y la ambientación cutrelux consigue hacer que nos creamos algo y que por un segundo olvidemos que está "actuando" entonces es el mejor actor del mundo... Cuando decía lo de "naturalitos" me refería a toda esa masa de actores sobrevalorados que tienen cierto desparpajo y que no chirrían en exceso pero que no crean nada de nada y que da igual que interpreten a un pianista, una enfermera, o un funambulista ruso... un par de registros y "arreglao". Lo malo es que son precisamente esos los que se inflan a currar, los directores los llaman actores efectivos que, total, les quitan curro porque llegan a la marca y saben entonar el texto y además son caras conocidas para el público. Y un ejemplo claro de eso es Arturo Vals, un graciosazo que está en todas partes. En cuanto a lo de camera café... uff... no sé... quizás de partida fue así... A mí también me pareció un hallazgo, el nuevo esperpento con humor inteligente (cualquiera que se haya sentido alienado en una oficina, fjo que se ha partido el culo con algún capítulo). Pero el histrionismo general (seguro que buscado y perfectamente justificado) acaba autoenguyéndose y la serie lleva ya meses más muerta que viva...

Anónimo dijo...

Respecto a lo de los actores,trainers y demás,conocí hace tiempo una actriz joven que obtuvo un papel episódico en una de estas series de hospitales.Sé que ella tenía un coach(o trainer)para cada uno de sus trabajos.No entraré a valorar si el coach era más o menos bueno y si la actriz es mejor o peor,pero viendo uno de los capítulos de la serie me dí cuenta de un detalle:
Esta actriz trató de dar un peso interpretativo a su personaje(no se limitó a estar natural y decir sus frases),e independientemente de la escuela que tengas,contrastaba con el resto de actores.Así que mi impresión era que la chica estaba fuera de lugar,tenía un timing e intensidad diferente al resto,lo cual a mis ojos fue esclarecedor y cantaba mucho.Y quiero pensar que no era porque la actriz lo hiciese mal,sino que ésto es una labor de equipo.
Hoy día nadie duda que Tosar sea un gran actor.A mi juicio no hace demasiado porque no lo necesita,por su presencia física.Con poco te vende muy bien su personaje.
Se dio a conocer en Galicia en la serie "Mareas vivas",donde creo que nunca llegó a coger el punto a su personaje.Pero se decía de él que tenía una memoria prodigiosa y practicamente nunca erraba en las grabaciones.Así que nada, todo lo que no entorpezca,suma.
Puede que tengas razón en lo de "Camera café".Lo veo esporádicamente y casi nunca entero,pero tiene mérito cómo con un formato tan reducido saquen tanto,aunque pueda llegar a aburrir.
Zero

Anónimo dijo...

Toda la razón en lo del tema del timing y la intensidad fuera de lugar, es cierto que intentar hacer un trabajo de intensidad en un episódico de hospital central puede dar como resultado una cagada considerable y que parezca que eres mala remala (actriz me refiero). Pero tampoco hay que confundir trabajar con verdad con trabajar densamente... hay muchos interpretes que se creen que están haciendo una caracterización cojonuda cuando simplemente ponen cara de oler mal y hablan como afónicos. Si tu papel es entrar con un ataque de apendicitis y dar las gracias al amable médico, pues no intentesser Meryl Streep porque eso es ego y estupidez. Quizás los actores que antes he llamado efectivos simplemente saben cambiar el chip y podrían hacer un trabajo cojonudo en teatro o cine "de verdad" pero, vamos, que ni calvo ni seis pelucas.

Y yo también tengo una amiga que intento hacer un trabajo de "metodo" en un episódico de Al salir de clase(!!!) imagina el descojone... Y es una actriz fantástica (en paro)