martes, 23 de diciembre de 2008

LA GRAN ILUSIÓN

Otra de las sorpresas de los últimos meses ha sido la edición de “La gran ilusión”. Una de las cumbres del director Jean Renoir, y una de las primeras (sino la primera) película antibelicista. A nivel cinematográfico me ha llamado la atención comprobar lo hábil que es el director para utilizar la guerra como trasfondo, pero introducir diferentes temas que son los que realmente le preocupan. Además, analizando la estructura he observado que es muy particular. Me atrevería a afirmar que años después, Kubrick le copia elementos claves en su también película antibelicista “Senderos de gloria”. Luego me extenderé algo más en este punto.

La película es del año treinta y siete y está ambientada en la primera guerra mundial. El argumento es tan sencillo como inocente su tono, pero no por ello hay que desdeñar la mala baba que esconde. Todo el arranque está planteado casi en tono de comedia (el director lo utiliza para engancharnos)... Un par de oficiales franceses van a sobrevolar una zona alemana para salir de dudas sobre unas fotografías poco claras. En esta primera secuencia, Renoir no se limita a presentarnos a los personajes, sino que como decía define el tono. Pero no hay que dejarse engañar. Inmediatamente después sabemos que el avión ha sido derribado por los alemanes. En este punto es importante señalar que la elipsis es una característica fundamental de la película, y no me refiero en concreto a la del avión derribado, sino a que es complicado ver una película bélica (o antibélica) en la que no haya una sola secuencia de guerra.

Lo cierto es que los oficiales encarnados por Jean Gavin y Pierre Fresnay han sido capturados, e inmediatamente Renoir nos presentará al tercer personaje protagonista de esta historia, su captor interpretado por Erich von Stroheim. El curioso antagonista alemán caracterizado de manera alucinante. Pero antes nuestros prisioneros son llevados a un “campo de concentración” (lo pongo entre comillas porque en realidad parecen unas vacaciones en el campo) Lo cierto es que sin más dilación el director le recuerda al espectador que la obligación de cualquier preso es intentar fugarse. El típico agujero excavado desde la celda será entonces la excusa. En este tramo de película el director nos muestra personajes alegres, motivados, que comen mejor que los alemanes (muy buena la secuencia explicativa en la que desde el punto de vista alemán entendemos por qué) Sin detenerme demasiado en el argumento, diré que la película va adquiriendo un tono cambiante con Gavin encerrado en “el agujero”. Ese elemento dramático fundamental, imborrable e imprescindible de cualquier película carcelaria que se precie (y esta también lo es) Los giros en el guión no son exclusivos del cine americano, y Renoir introduce uno inesperado cuando parece que llega la hora de la fuga. Es en este momento cuando reaparece el viejo conocido Von Stroheim del arranque. El nuevo “director” de la cárcel adquiere protagonismo. Todo ello sin cambiar el punto de vista principal que acompaña a los franceses, pero que en algún momento y mediante truco comparte con los alemanes.

Es a partir de aquí (más o menos la mitad del metraje) donde la película adquiere un ritmo, tensión y las mejores secuencias a nivel cinematográfico. Aunque ya nos había dado pistas, es entonces cuando Renoir desarrolla la relación entre Fresnay y Stroheim como dos iguales que se respetan, y nos hacen plenamente concientes de las diferencias de clase entre ellos y el resto. Tema fundamental de la película y retratado a la perfección. Ambos saben que al ser militares de formación y de familia de alta posición, están condenados a desaparecer en el futuro por los cambios sociales. El francés lo asume mientras que el alemán se lamenta (tal vez su ortopedia sea un símbolo). También es cuando se reinicia la trama principal de la fuga, y como consecuencia asistimos a una secuencia alucinante. La que yo (aunque supongo que cualquiera) titularía como de Hamelin. El oficial francés se convierte en un improvisado flautista que arrastra a las ratas tras de él a pesar de que conoce su destino. Al ser una película de fuga, llega el momento del clímax cuando todavía queda el tercer tramo de la nueva película que se inicia. Kubrick utilizó también el clímax en este punto, para luego introducir la parte del juicio, y una reflexión final en la última secuencia de la película.... pero volvamos a Renoir

Se inicia la tercera parte de la película. Otra genialidad. La tensión se mantiene a duras penas por la incertidumbre de saber si los presos lograrán su objetivo. Por el camino se paran en una casa habitada por una mujer alemana y su hija. Maravillosa la secuencia para la reflexión en la que ella, Dita Parlo, explica que su padre, su hermano y su marido murieron en las tres mayores victorias alemanas (mejor dicho, de la patria). Renoir riza el rizo en esta película que no tiene buenos o malos (los alemanes aunque de manera más general están retratados como individuos dentro de sus propias circunstancias) y demuestra que es fácil olvidar que el individuo debería estar por encima de las ideologías, pero desgraciadamente esto rara vez ocurre. La secuencia del Belén compartido, o el plano general en el que nuestros protagonistas huyen en mitad de la nieve, determinan la forma de pensar del director, para quien la naturaleza no entiende de las fronteras que inventan los hombres.

Una obra maestra que corre el riesgo de aburrir al espectador actual no iniciado, porque a pesar de que no dejan de ocurrir “cosas”. A pesar del interés de los personajes, de lo genial tratamiento del tema, del trasfondo moral e intelectual, y de que invita a la reflexión constantemente, no se acomoda al ritmo y la estructura que se ha impuesto en el cine actual. Para finalizar, os amplio la información sobre los elementos extra-cinematográficos de “La gran ilusión”, que casi parecen el argumento para otra película.

Víctor Gualda.

(...) La historia de las peripecias de esta película podrían ser un buen guión cinematográfico. En esa época Jean Renoir era uno de los artistas plenamente comprometidos en propagar las ideas políticas del Frente Popular que gobernaba en Francia. Y en ese momento lo que convenía era el pacifismo y la fraternidad entre los pueblos. El título hace referencia a un ensayo del economista Norman Angell publicado en 1909. En este ensayo, Angell defendía que la economía de los países europeos había llegado a tal grado de desarrollo y cooperación que la guerra se había convertido en una futilidad y el militarismo en obsoleto. En 1914 la historia se encargó de rebatir su hipótesis por lo que no es de extrañar que le dieran el Nobel de la Paz en 1933. Seis años después la Historia volvió a refutar su hipótesis."La gran ilusión" fue un completo éxito en toda Europa y los Estados Unidos, siendo la primera película extranjera nominada a mejor película en los Oscars. Como era de esperar la cinta fue prohibida en la Alemania nazi donde Jean Renoir fue definido por Goebbels como el "enemigo público cinematográfico Nº 1". También fue prohibida en Bélgica y en la Italia fascista a pesar de ganar el premio en el Festival de Venecia. Incluso en Francia la censura obligó a eliminar 18 minutos (¡Y eso que gobernaba el Frente Popular!).Se cuenta que la película gustó tanto a Hitler como a Mussolini. Cada uno la vio en pase privado, pero evidentemente no podían permitir que dicha película se proyectara bajo sus regímenes. Tras la invasión alemana de Francia, se impartió la orden de confiscar todas las copias y el original. En 1942 se pensó que estas habían sido destruidas a causa de un bombardeo británico sobre las instalaciones donde se habían depositado los rollos de película.En 1958 se encontraron copias de la película. A pesar de su mal estado, en la restauración intervino el propio Jean Renoir y la película pudo ser reestrenada en 1960. Sin embargo en 1990 se reencontró el negativo original. Durante la ocupación, Frank Hansel, un oficial alemán que había sido archivista cinematográfico, envió la película en secreto al Reichsfilnarchiv donde estaría segura de cualquier daño. Cuando Berlín fue ocupada, dichos archivos estaban en la zona rusa y estos fueron confiscados y enviados a Moscú. En 1960, el negativo fue devuelto a Francia, pero se pensó que era una copia más y durante 30 años permaneció oculto en la Cinemateca de Toulouse. Fue encontrado durante una inspección rutinaria de los archivos. (...)

Extraido de "Blog dedicado al cine bélico e histórico"

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Cómo ha podido pasar tanto tiempo hasta editar en España semejante obra maestra?Lo mismo ha sucedido con "La regla del juego" o "Novecento".
Aprovechando su estreno en DVD volví a verla,y disfruté tanto de ella como en anteriores ocasiones.No así con "La regla del juego",todo hay que decirlo.
Si la película se compone de diferentes momentos en los que se detiene el tiempo(es lo que tiene la guerra y uno es prisionero),es especialmente emotivo el fragmento que pasan con la viuda alemana y su hija.No sólo es una declaración de intenciones de cuál es el estado natural de las cosas(la restauración del equilibrio afectivo mutilado por la contienda)sino uno de los momentos más bellos de la historia del cine.
Zero