viernes, 24 de abril de 2009

APPALOOSA - ULTIMATUM A LA TIERRA

Aunque tienen poco que ver, ambas tienen en común que además de ser películas de género, se podrían calificar como películas de domingo por la tarde. “Ultimátum a la tierra” es un remake del clásico de Robert Wise, que aporta poco más que nuevos efectos especiales. Si en aquella el trasfondo era el enemigo comunista de la guerra fría, en esta, el director Scott Derrickson ha centrado el enemigo en el propio ser humano, en la autodestrucción del planeta, y tal vez en el miedo al terrorista/enemigo desconocido.

Keanu Reeves, que en los últimos tiempos se ha especializado en personajes relacionados con la ciencia ficción, hace en esta de extraterrestre de apariencia humana, que junto a una especie de robot ha venido a destruir la tierra ante la prepotencia del gobierno americano. Y es que como no podía ser de otra forma, aquí el extraterrestre y su extraña nave de luz han desembarcado en la capital de la tierra, Nueva York. Como representante de la humanidad: la madrastra viuda interpretada por Jennifer Connelly, heroína por obligación, que es tan ingenua que todavía confía en el género humano y así se lo intenta hacer ver al implacable Klaatu-Reeves.

Llama especialmente la atención en esta producción las continuas referencias bíblicas al antiguo testamento. La nave de luz no es otra cosa que el arca de Noe, donde un hijo del dios sobrenatural con forma humana introduce a las especies. El ataque para barrer a los humanos se hace en forma de plaga inexpugnable de “langostas ciberneticas” ante la que no sirven las armas… y demás referencias biblio-judías. Lo que me resulta más curioso es que los responsables de la película no han aprovechado una posible relación entre el extraterrestre y la terrestre. Sustentando el peso de la salvación del planeta en un niño (desde luego la inocencia del niño es el único elemento por el que nos podríamos salvar, porque la redención del hombre a través del personaje político de Kathy Bates es más que improbable). Así, no existe ninguna tensión sexual entre los protagonistas, ni química intepretativa, ni nada. Reeves no necesita interpretar, tampoco es que lo haga habitualmente. Inexpresivo desde el primer plano hasta el último, no hay subtramas a las que agarrarse más que la “complicada” relación entre madrastra e hijastro. Quedándose la película en un juego de efectos especiales con un trasfondo más bien paternalista.

En cuanto a “Appaloosa”, poco se puede decir de este serial tipo años cincuenta, basado en la novela de Robert B. Parker y adaptado por el bueno de Ed Harris y Robert Knott. De nuevo una película de género, en este caso western, desde mi punto de vista sobrevalorado por la crítica, en la que los estereotipos tienen peso especifico. El bueno, el guapo y el malo seria un título bastante representativo. Harris-Virgil Cole (el bueno) es un sherif de alquiler que se enfrenta al todopoderoso personaje de Irons-Randall Bragg (el malo), antagonista cojonero por excelencia a lo largo de todo el metraje. Lo más interesante de la película es en realidad la relación casi homosexual que desprenden el bueno Harris y el guapo Mortensen-Everett Hitch. Y es que no hay más antecedente que el de llevar trabajando juntos muchos años, pero el personaje de Mortenssen no tiene más función que la de servir de muleta al bueno de Harris. Es casi un amigo/novio invisible y fiel, que sirve de voz de su conciencia, además de brazo armado. Pero el personaje que realmente tiene algo interesante que contar es el de Renée Zellweger. Ella es la que impide que esta sea una aburrida historia de buenos y malos y humaniza los estereotipos. Personaje desequilibrante para Harris, para Mortensen y para Irons. Una veleta que está poco aprovechada, pues se insinúa que puede desestabilizar la relación de los hombres, pero finalmente se queda en agua de borrajas. Eso si, es la excusa necesaria para que la historia avance, ya que la muerte del sheriff amigo, ni siquiera tiene el peso dramático para sustentar el primer acto (a quién le importa un personaje que ni siquiera ha sido presentado). De la interpretación de Adriana Gil, sólo puedo decir, que pasaba por allí. Tal vez el mayor acierto de la película sea el ritmo interno, de amplias pausas y secuencias en las que los personajes se dedican a reflexionar, algo poco habitual en los westerns, que le infiere un tono extraño a la cinta.

En definitiva dos pelis con un nivel aceptable para evitar la mierda de programación de una tarde de fin de semana en la televisión, pero que ni siquiera merecen el precio de una sesión de cine, si no es por pagar el caché de los actores de “Appaloosa” y los efectos especiales de “Ultimátum…”

Víctor Gualda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo sólo he visto Appaloosa, y la verdad es que coincido contigo en casi todo, o todo lo que dices. Tal vez a mi me resultó incluso más aburrida de lo que comentas. Va a ser que efectivamente es una peli de domingo, y yo la vi un martes.
De hecho, pasó por mi sin tal pena ni gloria, que hacía un esfuerzo por recordarla y casi ni podía. Ha sido al leer la crítica cuando se me ha refrescado la memoria y he recordado que no había encontrado nada destacable en la película, salvo el personaje de René. Ni recordaba que Ariadna Gil estuvo allí en algún momento....

Margüita