martes, 7 de abril de 2009

ASFIXIA

Tiene merito adaptar a Chuck Palahniuk sin perder el horizonte dentro de sus historias de personajes extremos, decadentes y desequilibrados que representan parodian e ironizan a la sociedad americana. Sirviendo de espejo de aumento de sus defectos visibles unas veces, e invisibles otras. Y es que este escritor responsable de “El club de la lucha” entre otras, siempre crea un ambiente agobiante con personajes al límite, como bien ilustra el título de la que nos ocupa.

La novela y la película deben su título al timo en el que se juega la vida Víctor para engañar a los incautos que regalan su “amor” y su dinero por salvar su vida. Aunque en realidad es una metáfora. Asfixia es lo que siente Víctor (Sam Rockwell) un treintañero en busca de su identidad a lo largo de todo el metraje, robada por su madre enferma con problemas de memoria. Víctor proyecta sobre si, y sobre los demás una imagen distorsionada. Ha volcado sus frustraciones sobre su adicción al sexo, y acude puntualmente a una terapia de grupo (hay muchos elementos reiterativos en la literatura de Palahniuk) pero su fuerza de voluntad es proporcional a su “fe”. Y es que aparte de ser un descreído sobre la condición humana, el elemento religioso también está presente a lo largo de todo el metraje. Más, cuando las internas del hospital en el que está interna su madre, le ven como una reencarnación de Jesucristo. Es aquí tal vez donde el director Clark Gregg saca mayor partido al humor negro salvaje e irónico que recorre toda la columna vertebral de la obra del escritor y que sabe trasladar a la película.

El trabajo como actor de Víctor dentro de un parque temático, es una excusa para situar al personaje fuera del contexto natural de la narración. Como un personaje fuera de tiempo y lugar que en sus horas de trabajo se dedica a reflexionar junto a su amigo Denny (Brad William Henke) adicto al onanismo en busca del amor verdadero. Otro de los temas presentes, que en el caso del protagonista se reforzará por su impotencia ante el miedo, en este caso de la mano de Paige (Nelly McDonald) una medico con sorpresa.

La búsqueda del personaje está reforzada por flash-backs puntuales que muestran la relación tortuosa con su desequilibrada madre. Una Angélica Huston que borda estos papeles extremos. La interpretación tanto de Rockwell, como de la Huston es desbocada a la par que equilibrada, y la mano del director novel Clark Gregg. El trabajo de Gregg, que normalmente ejerce de actor y ha firmado algún guión, me parece determinante porque no se deja llevar por el hilarante y complejo Palahniuk. Una comedia negra, neurótica en todo momento, excéntrica la mayor parte del tiempo, pero dirigida y montada con mucho equilibrio, que tal vez acuse su bajo presupuesto y el poco tiempo de rodaje (veinticinco días), pero que merece la pena por escapar de las convenciones de la comedia americana de Hollywood, y por no dejar indiferente…. Para bien o para mal.

Víctor Gualda.

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