viernes, 5 de junio de 2009

EL JUEGO DEL AHORCADO

Meses sin que aparezca una película española en DVD decente (desde “El patio de mi cárcel” que yo recuerde), y albergo esperanzas con la última de Gómez Pereira. El que en otros tiempos se asoció con Iborra, Oristrel y García Serrano para convertirse en uno de los referentes de la comedia española, trata ahora de volver a la senda del éxito junto al también director, y en este caso guionista, Salvador García Ruiz, (buen desglosador de personajes, quién no recuerda “Mensaka”). Para este juego del Ahorcado se basaron en la novela de Inma Turbau, y contaban con Mendizábal para la banda sonora y con Salcedo para el montaje. Con lo que las expectativas eran altas. No así el resultado.

Pereira tiene una cuenta pendiente con el thriller después del fracaso de “Entre las piernas”. Esta inició el declive del que no acaba de reponerse. En el caso de la que nos ocupa, hay que reconocer que aunque la intención es buena, el mayor “fallo” de la película esta en el guión y en la ineficacia para mantener el interés de una película que no acaba de definir el tono, transitando entre el thriller y el drama. Al tratarse de una adaptación, una película que a priori parece “de personajes”, se convierte en una película “de trama”, pero en el mestizaje se pierde.

El arranque establece las pautas de lo que vamos a ver a lo largo de las casi dos horas de metraje. Una relación especial entre dos personajes sustentada por la obsesión de él. Enseguida comprendemos por una evolución demasiado pormenorizada que acabará resultando enfermiza. Interesante propuesta, pero los guionistas tienen que sustentar ese fondo de la condición humana en una trama articulada para que ambos desarrollen su personalidad. Es entonces cuando se meten en el embarrado del que apenas salen. Una situación violenta de un personaje recurso (un mcguffin vamos) sirve de giro dramático. La ilógica, infantil, o al menos no suficiente explicada reacción del personaje de Clara Lago consigue romper la empatía del espectador. Es entonces cuando David toma el mando de la situación, y el director intenta (por decir algo benévolo) jugar con la tensión y el suspense. Mal jugado. La tensión se rompe igual que se planteó.

Ahora es David (Álvaro Cervantes) quien ha evolucionado de forma un tanto extraña. Sabemos que ocurre algo, pero sus cambios de humor apenas están justificados por flash-backs incompletos perfectamente suprimibles. Demasiadas explicaciones para tan pocas expectativas, que Pereira, o Salcedo (no sé quien es el verdadero culpable) destrozan, tal vez como giro del segundo acto. La resolución de la trama excusa es precipitada en la estructura. El espectador controla la información cuando debería permanecer en el punto de vista de ella en todo momento (para alimentar la incertidumbre, el suspense, la sorpresa) En vez de eso vuelven a narrar.

El giro no empuja el desenlace, y paran la película para arrancarla en Londres (intuyo que por respeto a la novela). Pero ya nos lo han contado todo, así que la tensión se evapora y lo único que queda es resguardarse en los personajes y esperar la tontería un tanto infantil de la resolución. Y por supuesto llega, pero de nuevo cagada monumental. NO están juntos espacialmente, así que una carta, que rompe cualquier posible magia, dilapida el desenlace que por muy bien que quede el croma o transparecia o lo que sea, no sirve para paliar un desenlace en forma de flash-back...

Como siempre Luís San Narciso tiene buen tino en la selección de actores , y tanto Álvaro Cervantes como Clara Luna, están a la altura del personaje. En general también el resto del reparto, aunque en la trama tengan poco peso. Tampoco ha podido ser esta vez. ¿Qué tal una comedia para la próxima?

Víctor Gualda.

1 comentario:

Jaque al Rey dijo...

Enhorabuena por tus críticas...son exactas, y abrumadoramente razonables. No entiendo como no intentas buscar trabajo en la especializacion de guiones, leyendo y encontrando los errores que hay en ellos.

Seguiremos leyendote.