Atención a la fantástica películita producida por Peter Jackson, porque ya quisieran grandes superproducciones estar a la altura. Resulta que esta película de alienígenas destila una mala leche política digna de estudio. Y es que lo que en principio es una ficción sobre una nave extraterrestre que vara en Sudáfrica, se convierte por medio de su estructura en una crítica que es fácil relacionar con el Apartheid y la situación del Distrito 6 de Johannesburgo a mediados de los noventa, pero que creo que es extrapolable a nuestros días, y a otros lugares donde se construyen muros para crear guetos.
Cualquier película de ciencia ficción necesita unos códigos que sitúen al espectador. Aunque a muchos les pese, necesitamos reglas que nos hagan entender que sucede en la pantalla. Más, si vamos a comenzar desde el punto más cercano a la resolución de la trama, como mandan los cánones del guión. En el caso de “Distrito
En medio de toda la vaina, un antihéroe. Colocado a capón por enchufe para la compañía MNU, que se encargará del desalojo (otra vez las empresas privadas). Un torpe con buen corazón que sirve de enlace para el desahucio, y que se convertirá en involuntario protagonista. Wikus Van De Merwe (Sharlto Copley) previamente presentado en el documental sin mostrarle, despertando inteligentemente el interés, será el cabeza de turco y el que conduzca la aventura, que es el fin último y la trama principal del film. A partir de que el documental pierde peso, la película retrocede para hacerle/nos comprender que también estos marcianos tienen sentimientos, y por ende todas las razas y religiones. La aventura una vez descargada de razones mayores, esta dirigida por Blomkamp de forma dinámica y sencilla. Por supuesto el espectador se pone de parte de Wikus y desea que lleve a buen puerto su empeño. Lo consiga o no, un descubrimiento casual le introduce de lleno en la causa alienígena. Se convertirá en el paria predestinado a huir. La amistad y la confianza en otra raza, se convertirá en el sustento de su destino, y un final abierto le pregunta al espectador si seria capaz de confiar en alguien diferente. Seguro que hay un punto de desconfianza, aunque el amigo haya demostrado su posición. De momento tendrá que conformarse con esperar y mandar señales a su mujer, que también esperará el regreso de su Ulises particular.
A destacar los efectos especiales a cargo de la empresa de Jackson, que son fantásticos, y le dan la veracidad necesaria a una historia brillantemente sustentada en la credibilidad. El guión sencillo y sin trampas, igual que la dirección, que probablemente le abra las puertas a su director a los grandes presupuestos made in Hollywood. De momento disfrutemos de esta ficción que refresca el género.
Víctor Gualda.
1 comentario:
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