martes, 18 de septiembre de 2007

"300"- "SIN CITY"

Habría que comenzar este artículo hablando del responsable común de ambas películas. Frank Miller. El dibujante y guionista de los cómics en los que se basan ambas. Miller trabajó en la década de los 80 para la editorial Marvel y dio sus primeras muestras de talento con “Daredevil”. Luego se pasó a la competencia DC, creando “Ronin”. En 1986 volvió a hacerse cargo de “Daredevi”, pero según los entendidos alcanzó la cúspide de su carrera en el cómic, con la edición de “El regreso del caballero Nocturno”. Una nueva versión de un Batman crepuscular que trata de adaptarse a los tiempos que corren y acaba enfrentándose a Superman. Pero volviendo a los cómics que nos ocupan, decir que las versiones ilustradas de ambos títulos son de la década de los noventa “Sin City” del año 1991 y “300” de 1998

En cuanto a las versiones cinematográficas, lo primero que me gustaría destacar es el nivel visual de ambas producciones. Atrás quedaron los años en los que el avance de los efectos especiales tenían más peso que el propio argumento. En el caso de ambas películas si te detienes a observar la planificación de cada una de ellas, verás que cada plano podría corresponder perfectamente una viñeta del cómic original (en el caso de “300”, el director Zack Snyder utilizó fotocopias de las viñetas originales para crear la acción anterior y posterior a partir de ellas). En ambas películas una voz en off actúa como narradora, lo que en el caso de “Sin City” le resta ritmo a la película, pero sin llegar a hacerla aburrida. En ambas, la voz en off es casi onírica, y en el caso de “300” me atrevería a decir que es casi shakespiriana (¿se escribe así?). En cuanto a los argumentos es más sencillo en el caso de “300”. Los persas, que disponen del mayor ejercito del mundo quieren pasar al continente por Grecia. Para ello piden que el pueblo Griego se postre a sus pies y les aporte un tributo de tierra y agua. Los espartanos representados por Leonidas (un espectacular Gerard Butler) son un pueblo orgulloso y duro que no está dispuesto a reconocer el sometimiento de nadie, y mucho menos de un rey prepotente que se autoproclama Dios, como el persa Jerjes. Una vez declarada la guerra encubierta, pues Leonidas no puede enfrentarse a ellos con todo su ejercito porque los oráculos se lo prohíben, el espartano recluta a sus trescientos mejores soldados, lo que él da a llamar “su guardia personal” para enfrentarse al ejercito persa infinitamente superior en número. Para ello recurren a la estrategia de hacerles pasar por el desfiladero de los Termópilas. Un paso estrecho por el que es grueso del ejercito persa no puede ni atacar ni pasar con todo su potencial. Las secuencias de las primeras batallas son sencillamente espectaculares. Los constantes efectos de ralentizado acentúan el efecto cómic y lo acercan de alguna forma al manga. Me encanta la idea de que en la segunda batalla en la que los persas envían a la élite de sus tropas, “los inmortales” todos lleven mascaras, de forma que se acentúa la falta de personalidad de un ejercito que está compuesto por mercenarios. Aunque es en este punto donde más crítica ha recibido el cómic y la película, al estar inspirados los inmortales en los samuráis japoneses, cultura de la que es reconocido entusiasta Miller. También me encantó la secuencia de la lucha contra el “mounstruo” de nuevo con claras referencias mitológicas y que me recordó a la “Odisea” y el enfrentamiento con el cíclope... Mucho menor peso tiene la subtrama de la reina Gorgo, que habla en el consejo, hecho más que improbable en la antigua Esparta. No daré las claves del final, aunque es de sobra conocido.

Por otra parte hay que tener en cuenta que el cómic se realizó a finales de los noventa (1998), y la película puede leerse, con un tono algo fascistoide con su constante referencia a la patria, y sobre todo porque los persas son los antepasados de los iraníes y los espartanos se puede entender que representan a occidente (un poco discutible) que se defiende de los “bárbaros”. Pero como cualquier hecho tiene una doble interpretación, los iraníes podrían identificarse perfectamente con los minoritarios 300 y el ejercito prepotente que se cree dueño del mundo podría representar a los americanos. Pero esto es rizar el rizo y no tiene que ver con la película...

En cuanto a Sin City el argumento del cómic es mucho más complejo que su reciente “hermana”, al estar más fraccionada la historia. Al más puro estilo de cine negro, y con una estética influida por el expresionismo alemán (no sé si consciente o inconscientemente) la película está rodada (o al menos editada) en un blanco y negro muy contrastado en el que casi no hay gama de grises. Con pequeñas pinceladas de color en momentos determinados para destacar personajes o elementos importantes en cada momento. La ciudad es un personaje más (Basin City). Sin City (en inglés) “Ciudad del Pecado” y dentro de ella conviven personajes oscuros que viven bajo el amparo de la oscuridad de la noche y los callejones. Los personajes tienen su propia historia e iremos conociendo como se mueven cada uno de ellos. No hay una sola trama que una todo el hilo argumental. Los personajes se cruzan en un tugurio cualquiera y no se inmiscuyen en las tramas ajenas. Bruce Willis es un policía que acaba de dejar el cuerpo aquejado por una angina de pecho, pero antes quiere hacer su particular limpia, y salvar a una niña de las manos de un psicópata pasando por encima de la ley que defiende.
Mickey Rourke, recuperado para la película como una parodia casi de la imagen que ha ido sembrando en los últimos años, es un matón agresivo obsesionado con encontrar a la única mujer que le ha tratado como una persona (romántico en el fondo).
Benicio del Toro y Clift Owen, policía y delincuente con los roles intercambiados. Owen defiende primero a una mujer y luego a todo un grupo de ellas ejerciendo de macho de la manada, en el fondo es otro sentimental al que le gusta meterse en problemas.
La última trama es de nuevo protagonizada por Willis, que después de un largo periodo entre rejas al haber asumido la culpa de terceros ha salido para volver a proteger a la ya más crecidita Jessica Alba. En definitiva tipos duros que tratan de proteger a las mujeres y que como pago tienen dramáticos finales. Porque tanto “300” como “Sin City” son películas con finales duros, aunque sus protagonistas quedan redimidos por la heroicidad de lo justo de la causa que defienden.

Destacar en ambas producciones y especialmente en “Sin City” el alto nivel interpretativo de sus protagonistas. En el caso de “300” es algo más sobreactuada, pero la épica con la que está planteada la película lo justifica. Impresionante de cualquier forma la interpretación de Gerard Butler como rey Leonidas, en contraposición con un demasiado contenido Santoro que interpreta al rey Jerjes.

En definitiva dos películas imprescindibles que podrían servir para inaugurar un nuevo subgénero, el del cómic, aunque de “300” la podríamos enmarcar en el género épico de aventuras, y “Sin City” en el de cine negro. Pero ambas tienen tanta personalidad siendo tan iguales y tan distinta a la vez, que podrían, sobre todo por la estética, crear el nuevo subgénero del que hablaba. Lejos quedan además aquellas películas también basadas en cómics, de superhéroes que poco o nada tienen que ver con las que comentamos..

Por cierto, y como curiosidades para terminar el artículo, Robert Rodríguez se enfrentó a el sindicato de directores (incluso llegaron a expulsarle) para añadir en los títulos de crédito a Miller como codirector de su película. Además en “Sin City” el amigo Tarantino también participó como director de algunas de las secuencias. En cuanto a “300”, aparte de las críticas que recibió la película por su falta de rigor histórico (Esparta era una monarquía militar y esclavista muy lejos de la visión democrática que proyecta en la película) destacar que en Estados Unidos recaudó más de 28 millones de dólares el día del estreno y más de 70 el primer fin de semana. Que el rodaje se realizó cronológicamente (algo poco habitual en cine) en 60 días, con todos los planos en estudio (creo que sólo hay una secuencia que se rodó en exteriores), mientras que la postproducción duró más de un año para meter todos los efectos y darle la estética adecuada, y para utilizar la estructura circular de “Sin City” terminaremos de nuevo hablando del padre de ambas. Frank Miller se basó para su cómic en una película de 1962 “The 300 Spartans” (El león de Esparta) dirigida por Rudolph Maté.

Víctor Gualda.

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