viernes, 28 de septiembre de 2007

EL FACTOR HUMANO

Tal vez el cine de espionaje sea uno de los géneros más cinematográficos que existen.Cuando Samuel Fuller decía en "Pierrot el loco" que el cine es "Amor, odio, accion, muerte, en una palabra:¡emocion!", parecía referirse a este cine de funambulistas, de agentes fríos como el telón que traspasaban para abrazar el vodka o someterse al suero de la verdad, de secretos, mentiras e identidades rayanas a la esquizofrenia, de micros, microfilms y kalashnikovs.De personajes que han conocido los secretos de alcoba de las relaciones internacionales, muchas veces ante el dilema ser fiel a la patria ("God save the Queen") o a su conciencia.
Los tiempos han cambiado, pero la amplia cinematografía sobre el asunto está ahí.Recientemente se ha editado en DVD "El factor humano", basada en una novela de uno de los tótems del tema:Graham Greene, del que sólo tenemos que recordar que es el padre de "El tercer hombre", "Nuestro hombre en La Habana", "El americano impasible" o "El factor humano", tocando muchos palos y escenarios.
"El factor humano" es una de las películas más decepcionantes que he visto en mucho tiempo.Uno de los tópicos más ciertos es que de un mal guión dificilmente sale una buena película, y que de un buen guión puede gestarse un mejor o peor filme.
Tenemos de partida un buen guión, bien escrito, que gestiona estupendamente el suspense y la información (y que arranca enseguida al deslizar que un agente británico está filtrando información a Moscú, y dicho ésto no voy a desvelar más), que roza la perfección en la presentación de algunos personajes, con un flash-back estupendo que explica los avatares del protagonista en Sudáfrica y que con alguna secuencia indirecta muestra el Apartheid (tema racial que es rimado también de manera acertada en Inglaterra), y un desarrollo final que no desentona.
¿Teniendo un buen texto dónde se haya el problema?
La dirección de Otto Preminger(autor de "Anatomía de un asesinato" o "Laura") es penosa, carente de tensión e imaginación, y con una dirección de actores sencillamente aberrante, con una puesta en escena tan plana como vaga, al igual que la planificación.Tal vez se salve un par de secuencias, como la del juicio en Sudáfrica o el registro de la maleta del prota al principio de la peli, que reitero al decir que me parece una presentación de un personaje digna de una gran película.
Los actores no sólo están mal dirigidos, sino que muchos de ellos son incapaces, como la bella Imán, cuyo registro interpretativo es tan limitado como para que David Bowie (es su esposa desde hace 15 años) pueda sentirse ajeno a infedilidades.
Tampoco ayuda la fotografía de Mike Molloy, arriesgada y poco conseguida, demérito que años después repitió en "The hit".Me pregunto qué aprendió de un maestro como Kubrick cuando trabajó de operador en "La naranja mecánica" o "Barry Lyndon".
Pese a todos estos factores, considero que es un filme que merece la pena.No sólo como reflejo sociológico de una época en la que la existencia de armas de destrucción masiva estaba a la orden del día, de ese Támesis que una noche escuchó a los Sex Pistols, del Apartheid y la demonización de los camaradas del Este.
Si bien, la película lejos de legitimar aquello, rompe una lanza por la justicia social y describe cómo el factor multiplicativo más importante de la ecuación es el humano.
Zero en conducta

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vale, vale.... ya no la alquilo....