viernes, 21 de septiembre de 2007

DELIRIOUS

Que Tom Dicillo es un reconocido director de cine independiente es algo que sabe cualquiera que haya visto alguna de sus películas. Que este estilo de cine es el que falta en nuestro país es algo que sabe cualquiera que haya leído alguna de las críticas de nuestra sección. Lejos del cine pretencioso de Hollywood, DiCillo se está convertido en un referente de esos a los que probablemente se acabe estudiando en las universidades. Colaborador habitual en sus inicios del maestro Jasmusch, si su debut con “Jonny Suede” fue brillante, su película “Vivir rodando” es imprescindible en las estanterías de cualquiera que se quiera dedicar a este oficio. Pues ahora nos llega su última obra “Delirious”, que comparte con la anterior, al fantástico Steve Buscemi como protagonista. En este caso acompañado como antagonista por el últimamente muy solicitado Michael Pitt (¿os acordáis de él haciendo de “giri” en “Soñadores” de Bertolucci?). Esta excepcional pareja está secundada por Alison Lohman y por la otra habitual del cine independiente americano Gina Gershon.

El argumento de la película es sencillo (voy a desvelarlo casi entero, así que si quieres verla te aconsejo que te saltes al menos parte de este parrafo). Buscemi (Les Galantine en la película) es un paparazzi (aunque él odia el término) en busca de la foto que le de el reconocimiento que cree merecer. Pitt (Tony) es un joven vagabundo llegado de Philadelphia que no parece tener aspiraciones en la vida. Un día ambos coinciden en la puerta de la famosa de turno (en este caso Alison Lohman) Una joven que triunfa como cantante pero infeliz en lo personal. Tony se ofrece a los fotógrafos para echarles una mano en lo que pueda, que no es otra cosa que traer unos cafés. Pitt acaba trabajando como ayudante del fotógrafo a cambio de dormir bajo techo... en realidad dentro de un armario. Pronto la relación laboral acaba volviéndose amistad. Vamos descubriendo la personalidad de ambos. Pitt es un buen chico siempre dispuesto a echar una mano en lo que haga falta sin ningún interés, mientras que Galantine es un tipo con buen fondo y ganas de demostrar su valía al que la gran ciudad le ha ido arrebatando sus principios. La casualidad y la ayuda de Pitt hacen que el fotógrafo consiga una foto comprometida de un famoso, y que de alguna forma se relance su carrera. Pero lo que Buscemi necesita es el reconocimiento de sus padres, que lejos de dárselo, son sus peores críticos. Mientras cubren una fiesta, la famosa Lohman repara en el vagabundo (ya se han cruzado miradas) y acaban en la habitación del hotel en el que vive la cantante. Buscemi se siente traicionado y Pitt para compensarle le invita al cumpleaños de ella a cambio de que no haga fotos. Un paparazzi es un paparazzi y en la fiesta incumple su parte del trato y se lanza a hacer fotos a Elvis Costello (que colaboró en la película con su aparición y un tema para la banda sonora) hasta que les echan de la fiesta. La indignación de Pitt hace que se enfade con su amigo. Galantine hace el numerito de tirar la memoria de la cámara en el café, pero Pitt, que no se fía, aprovecha un descuido del fotógrafo para comprobarlo en el ordenador. Su amigo le ha traicionado y él huye. Paradojas de la vida, a Pitt le sale trabajo como actor en un reality show al entrar en contacto con una representante (Gershon) a la que había conocido en una fiesta. Su suerte cambia radicalmente y de la noche a la mañana se convierte en una estrella. Buscemi quiere recuperar su amistad, pero Pitt se siente demasiado herido y le deja fuera. Buscemi es ahora el traicionado y hasta aquí quiero leer...

Si en esta ocasión desvelo casi todo el argumento de la película es para que se vea lo que antes comentaba, que es un argumento sencillo basado en la relación entre dos personajes y su entorno, perfectamente asequible a una producción pequeña. No hay efectos especiales, no hay grandes recursos técnicos, sólo hay un trabajo fantástico interpretativo. E insisto una vez más. Un tipo de cine que podría funcionar en nuestro país si los productores e instituciones se inclinasen por apoyarlo en vez de minimizarlo con la manida excusa de que no cuenta nada. Porque luego, curiosamente es el que se premia en nuestro país. “Delirious” consiguió en el pasado festival del San Sebastián la Concha de Plata al mejor director y al mejor guión... y basta de oír que en nuestro país no hay guionistas capaces. Los hay, sólo necesitan que se les apoye y se permita hacer y distribuir su cine. Como datos que apoyan esta teoría de la conspiración, diré que “Delirious” está rodada en veinticinco días. Para el que no esté familiarizado, le diré que en España la media de rodaje de una película son dos meses. Pero en esta, como buena película independiente, el equipo fue reducido. Para los planos del arranque de película en los que Pitt vagabundea por las calles, y en concreto para los del metro, los únicos miembros del equipo que participaron fueron DiCillo, Michael Pitt y el director de fotografía Frank G DeMarco, que por supuesto se colaron (nada de permisos de rodaje) y grabaron a las cuatro de la madrugada. Para todas las secuencias de el apartamento entre los dos protagonistas, rodaron en espacio real en tan solo seis días, y casi todos los planos entre ambos cámara en mano. ¿De verdad no se puede hacer este tipo de cine en España? Por supuesto, él es DiCillo y tiene una trayectoria que le abala, y un festival de primer nivel, el de Sundance, que le apoya, pero de alguna manera tuvo que rodar su opera prima “Jonny Suede”.

El único “pero” que le pongo a la película es la evolución del personaje de Galantine, que acaba perdiendo la cabeza y reacciona de manera desproporcionada. Pero entiendo que el director metió estas secuencias para hacer aún más contraste en la situación entre ambos, llevándola al extremo y pensando que necesitaba que “algo” moviese el guión, creando tensión dramática. En este punto tengo que reconocer que DiCillo no es Schrader, pero que tampoco le hace falta. La amistad, la ambición, la traición, el destino, el amor, son temas universales que caben en cualquier presupuesto y siempre son interesantes para el espectador.

Víctor Gualda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me salté el párrafo... ahora la intriga me mata!!!!!