martes, 8 de enero de 2008

POLLOCK

Hacer una película biográfica de un personaje real siempre es complicado. Más si se trata de la de un artista cuyo trabajo se desarrolla entre cuatro paredes y en el caso de este, sobre un lienzo. Normalmente la vida del pintor suele ser bastante menos interesante que su obra. Y “Pollock” no es una excepción.

A pesar de la fantástica y sufrida interpretación de Ed Harris, que compone maravillosamente el personaje, Jasón Pollock es sólo un pintor con los miedos y obsesiones de cualquier artista que aspira a trascender con su trabajo. La película nos muestra la evolución del personaje desde principios de los cuarenta. Cuando no es más que un pintor que busca su estilo propio a medio camino entre el cubismo y el expresionismo abstracto, para culminar algo más de una década después, elevado a los altares pero con su vida personal completamente destrozada. En medio, los problemas que acechan a cualquier mortal, la desmesurada afición de Jasón por el alcohol, sus problemas con su cuñada y su hermano, y el punto de inflexión en su vida; Su relación con la también pintora Lee Krasner. Otra prometedora artista, de menor calidad pictórica, pero con buenos contactos en el mundo del arte. Lee, interpretada por Marcia Gay Harden se obsesionará de tal forma con Jasón, que acaba olvidándose de ella misma para dedicarse en cuerpo y alma al pintor.

Los primeros pasos y primeras exposiciones, las rivalidades con otros pintores coetáneos, la búsqueda del estilo personal y vanguardista, pero sobre todo la lucha con él mismo por dominar su problema con la bebida, ocupan toda la primera parte de la película. Tal vez el momento más interesante en este punto sea el giro que se produce en su carrera y en la película cuando le encargan un mural de seis metros de largo que decore la entrada de su conocida galerista. A partir del momento en que Jasón se sitúa en el panorama mundial del arte, sólo cabe destacar el reportaje que le dedica una prestigiosa revista, y la relación cada vez más cerrada, y desde luego menos pasional que comparte con Lee, que no pasa de se ser más que una mera agente (al menos así la presenta la película). Luego, el traslado de la pareja al campo, y los problemas de subsistencia allí, hasta que de forma casual, Pollock encuentra el estilo que le dará fama mundial, y que todos conocemos. Un documental sobre su vida que se está rodando mientras trabaja, hace despertar de nuevo la torturada conciencia del pintor que duda de si mismo y se considera un farsante, lo que le lleva de nuevo a sus consabidos problemas con la bebida. Un Pollock más gordo y exaltado que nunca hace acto de presencia en la tercera parte de película, cuando dentro de las reglas dramáticas de cualquier guión basado en un personaje, Jasón cae a lo más bajo a nivel personal. La aparición del intrascendental personaje interpretado por Jennifer Connelly, y la expulsión de Marcia de la vida del pintor conducen a nuestro protagonista a su macabro pero real desenlace.

Destacar la insatisfacción de Pollock fantásticamente recreada por Ed Harris, que debe ser un apasionado del pintor, porque hace un retrato maravilloso, además de verosímil del personaje. Ed, le da la humanidad, la sensibilidad, la inestabilidad, la genialidad, e incluso el físico (en el tercer acto ha debido engordar unos diez kilos para darle mayor credibilidad) del pintor. Magníficos los planos de él pintando. Se le ve con soltura y determinación a la hora de coger el pincel. En muchas biografías pasadas al cine, se evita el momento del contacto entre el artista y los pinceles y se utiliza la elipsis. Por lo que pasamos del lienzo en blanco al cuadro terminado. No es el caso. Aquí vemos como Ed se involucra con el cuadro y se convierte en Jasón. Le vemos disfrutar, sufrir con cada pincelada. Es decir, el actor trasciende el personaje y se convierte en él. Otra cuestión es el personaje interpretado por Marcia Gay Harden, que fue premiado con el Oscar, que está bien interpretativamente, que tal vez sea fiel a la realidad, pero que acaba cansando tanto al espectador como al pintor. Desde luego consigue su objetivo y trasmite todas las sensaciones que pretende. Así, se entiende la evolución de la actitud de Pollock hacia ella. El resto de actores cumplen a la perfección también su cometido. Y es que si la película no acaba de cuajar, no es por los personajes, sino más bien por la estructura demasiado apegada a la realidad que refleja toda la película. Otro problema dramático es que el tercer acto es demasiado corto, y está demasiado separado del segundo (por elipsis), de forma que el nuevo Pollock seguro de si mismo pero torturado no sigue la evolución de la hora anterior de metraje. Además la introducción de la joven amante es tardía y no da tiempo a cogerle ningún tipo de sentimiento. No hay identificación posible Parece metida con calzador porque la biografía escrita en la que está basada la película dice que la historia real fue así. Pero hemos vivido casi año a año la vida del pintor, y ahora necesitamos saber como han sucedido las cosas. No nos vale una elipsis tan amplia, que nos coloque en una nueva situación, con nuevos personajes y diez kilos más.

En definitiva una película muy interesante por lo interesante del personaje, por las buenas interpretaciones, y con un dirección sobria, pero acertada por parte de un Ed Harris lejos de los cánones del Hollywood comercial y efectista. Os colgamos parte del video real que le graban a Pollock (y que aparece representado en una secuencia de la película), donde además del parecido físico de Harris con el pintor, le vemos trabajando.

Víctor Gualda.

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