“Las Crónicas de Spiderwick” es una película infantil fantástica. Una de esas que han proliferado en los últimos años después de que el director Peter Jackson abriese la puerta de lo fantástico demostrando la rentabilidad de la inversión en efectos. La literatura del mismo género llevaba años funcionando y creciendo en número de fans, y era natural que Hollywood se interesase por el género, visto el éxito de Harry Potter (sus cinco partes lo abalan). En los últimos meses, han llegado “Stardust”, “La brújula dorada” y se estrena en salas la segunda parte de “Las crónicas de Narnia”. Todas ellas tienen en común personajes fantásticos, mundos mágicos paralelos al nuestro y seres extraordinarios, divididos en los estereotipos de; bando de los buenos y bando de los malos. Los efectos especiales se han puesto al servicio de las tramas, y cada vez sirven más como medio en vez de cómo fin. Los protagonistas son a su vez niños, los únicos con acceso real al mundo de los sueños, y que tienen en su mano salvar un mundo paralelo y de paso, cómo no, el nuestro propio.
La peculiaridad distintiva de estas crónicas... es que ese mundo mágico convive con el mundo real. En un bosque, (no podía ser de otra manera, porque el espacio tiene que tener el peso de lo desconocido) una familia se traslada a la antigua casa familiar. En ella ocurrieron acontecimientos extraordinarios en el pasado que ahora se van a retomar. El núcleo familiar tiene su propio drama, con la separación de los padres. La falta de dinero ha sido lo que les ha hecho desplazarse al campo para buscar un futuro. Los tres hermanos protagonistas están encabezados por Freddie Highmore (que hace doblete) el niño inconformista, rebelde y curioso que será el primero en acceder al mágico libro que se convierte en excusa para la aventura (en todas estás películas de género menor hay un objeto que se salva a través del esfuerzo físico de los protagonistas). Como en casi todos los libros fantásticos, él será el encargado de proteger el manuscrito que contiene todos los secretos del mundo mágico. Para ello tendrá la ayuda de dos seres extraordinarios, Dedalete y Cerdonio (cualquier cosa que el guión no pueda justificar, lo justificaran ellos) y una vez incorporados sus hermanos, todos juntos tendrán que luchar contra los Orcos y contra el jefe de todos ellos (el transformista Nick Nolte). La ayuda de los que poseen el conocimientos, el propio viejo Arthur Spiderwick y su hija, les darán las claves, pero la aventura está servida.
Lo mejor de la película, que los guionistas y el director se han tomado las molestias y el tiempo necesario para que el espectador entienda los códigos del mundo al que va a acceder. No en vano, para mi ese es el principal fallo de “La brujula dorada” por ejemplo. Además, han sabido adaptar las aventuras que provienen de su “hermano mayor” literario y encajarlas en una duración decente (hora y media) que no aburre y en todo momento se mantiene en un pico de tensión muy bien resuelto. No será de extrañar que en breve tengamos una segunda parte con los mismos protagonistas.
Hay algunas circunstancias que me han llamado la atención. La que más, que uno de los guionistas es el mismísimo John Sayles (los otros son, David Berenbaum y Karey Kirkpatrick)... Si, si, ese director y guionista tan particular con títulos como “Lone star”, “Hombres Armados” o “Casa de los Babys”, por poner ejemplos reconocibles. Nunca lo hubiese imaginado en un proyecto de estas características... ¿estará haciendo caja para financiarse sus propios proyectos, como en su momento hizo el bueno de Cassavetes? Luego están los actores que sirven de apoyo a los protagonistas. Mary-Louisse Parker o Nick Nolte, este último que sólo aparece en un par de secuencias. Me llama la atención que actores que en un momento dado hicieron personajes principales, ahora le den lustre a títulos menores con papeles alimenticios... tal vez a la espera de un personaje que saque lo mejor de ellos mismos.
En definitiva, estamos ante una película veraniega sin más ambición que la de entretener a toda la familia, pero sobre todo dirigida a los niños y adolescentes que están en estos días disfrutando de sus vacaciones, y que de alguna manera tienen en sus manos la responsabilidad de salvar otro mundo mágico... el del cine.
Víctor Gualda.
La peculiaridad distintiva de estas crónicas... es que ese mundo mágico convive con el mundo real. En un bosque, (no podía ser de otra manera, porque el espacio tiene que tener el peso de lo desconocido) una familia se traslada a la antigua casa familiar. En ella ocurrieron acontecimientos extraordinarios en el pasado que ahora se van a retomar. El núcleo familiar tiene su propio drama, con la separación de los padres. La falta de dinero ha sido lo que les ha hecho desplazarse al campo para buscar un futuro. Los tres hermanos protagonistas están encabezados por Freddie Highmore (que hace doblete) el niño inconformista, rebelde y curioso que será el primero en acceder al mágico libro que se convierte en excusa para la aventura (en todas estás películas de género menor hay un objeto que se salva a través del esfuerzo físico de los protagonistas). Como en casi todos los libros fantásticos, él será el encargado de proteger el manuscrito que contiene todos los secretos del mundo mágico. Para ello tendrá la ayuda de dos seres extraordinarios, Dedalete y Cerdonio (cualquier cosa que el guión no pueda justificar, lo justificaran ellos) y una vez incorporados sus hermanos, todos juntos tendrán que luchar contra los Orcos y contra el jefe de todos ellos (el transformista Nick Nolte). La ayuda de los que poseen el conocimientos, el propio viejo Arthur Spiderwick y su hija, les darán las claves, pero la aventura está servida.
Lo mejor de la película, que los guionistas y el director se han tomado las molestias y el tiempo necesario para que el espectador entienda los códigos del mundo al que va a acceder. No en vano, para mi ese es el principal fallo de “La brujula dorada” por ejemplo. Además, han sabido adaptar las aventuras que provienen de su “hermano mayor” literario y encajarlas en una duración decente (hora y media) que no aburre y en todo momento se mantiene en un pico de tensión muy bien resuelto. No será de extrañar que en breve tengamos una segunda parte con los mismos protagonistas.
Hay algunas circunstancias que me han llamado la atención. La que más, que uno de los guionistas es el mismísimo John Sayles (los otros son, David Berenbaum y Karey Kirkpatrick)... Si, si, ese director y guionista tan particular con títulos como “Lone star”, “Hombres Armados” o “Casa de los Babys”, por poner ejemplos reconocibles. Nunca lo hubiese imaginado en un proyecto de estas características... ¿estará haciendo caja para financiarse sus propios proyectos, como en su momento hizo el bueno de Cassavetes? Luego están los actores que sirven de apoyo a los protagonistas. Mary-Louisse Parker o Nick Nolte, este último que sólo aparece en un par de secuencias. Me llama la atención que actores que en un momento dado hicieron personajes principales, ahora le den lustre a títulos menores con papeles alimenticios... tal vez a la espera de un personaje que saque lo mejor de ellos mismos.
En definitiva, estamos ante una película veraniega sin más ambición que la de entretener a toda la familia, pero sobre todo dirigida a los niños y adolescentes que están en estos días disfrutando de sus vacaciones, y que de alguna manera tienen en sus manos la responsabilidad de salvar otro mundo mágico... el del cine.
Víctor Gualda.
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