viernes, 22 de agosto de 2008

EL TESORO DE SIERRA MADRE

Estos calurosos días de verano son el momento perfecto para revisar clásicos refrescantes. Si hace unas semanas hablábamos de “Sed de mal” o “El salario del miedo” en esta ocasión lo vamos a hacer de una de las películas de aventuras más completas. “El tesoro de Sierra Madre”.

Hablar de John Huston, es hablar de uno de los grandes de la historia del cine. Eso no se le escapa a nadie. Si alguien decide hacer un biopic sobre su vida algún día, no le faltará material para realizar una gran película de aventuras. Boxeador, periodista, militar, cazador, aventurero, bebedor, hijo y padre de actores, amigo de sus amigos, la biografía de Huston es como una novela inverosímil de esas que lees y te parece que todo es exagerado y llevado al extremo. Ya en su opera prima “El halcón maltes” demostró que estaba destinado a pasar a la historia del séptimo arte. En aquella trabajó con uno de los que serian sus grandes amigos, Humphrey Bogart, uno de sus actores fetiches junto a su propio padre Walter Huston, ambos presentes en esta cinta.

“El tesoro de Sierra Madre” es una obra maestra dentro de un género que no da muchas alegrías como es el de aventuras (al menos desde hace años). Lo mejor y primero que hay que destacar, es que la película no pierde el ritmo un solo minuto. Desde la primera aparición de un Bogart pedigüeño que no tiene donde caerse muerto, hasta el giro que les lleva a emprender la búsqueda del tesoro, lo que en otro director serían sencillas secuencias de presentación de los personajes y de la situación, Huston las utiliza como subtramas paralelas que hacen avanzar la historia a toda velocidad. Primero con un americano rico al que el vagabundo le pide por tres veces. Dinero que invierte en algo de comer, acicalarse (maravilloso ese barbero casi sacado del cine mudo) y comprar una pequeña participación de un billete de lotería. Luego cuando trabaja como peón, donde conoce al personaje interpretado por Tim Holt. El timo en el que se ven afectados les lleva al hostal con camastros compartidos por cincuenta céntimos en el que conocen al viejo minero que abre las esperanzas de Bogart al hablar del oro. La venganza; donde demuestran que son pobres pero honrados... y por fin la aventura. Esto sólo es el arranque, pero en veinte minutos, Huston que además es el guionista de la cinta, ya ha contado más cosas que muchos largos actuales. Pero esto no ha hecho más que empezar y el ritmo no va a decaer.
El director ha dividido la película en pequeñas aventuras que poco a poco van completando un todo. Una vez que comienza la aventura el punto de vista apenas se moverá del grupo, pero si al comienzo el punto de vista principal lo lleva Bogart, más adelante se demostrará que puede ser intercambiable y no por ello perder el interés. Me refiero a la bajada al pueblo de Tim Holt que arrastra a un cuarto posible miembro de la “empresa”. Apenas nos va a dar tiempo de encariñarnos con el nuevo personaje. Si tres son multitud, cuatro no caben en esta aventura, así que su suerte está echada. Una nueva subtrama que aquí únicamente es una aventura más, pero que más adelante tendrá su peso en el desenlace.

Pero la mayor evolución dramática de los personajes (la única en realidad) está centrada en Humphrey. Desde el primer momento él será el elemento desestabilizador de la sociedad. Si un Walter Huston experimentado actúa como anticipador, y Tim Holt como personaje complementario que conserva su personalidad para acentuar aún más el cambio en Bogart. Es él quien inicia el ciclo de codicia, primero mediada la película, también como anticipación, pero agarrando el peso de la trama cuando el viejo Walter (que la equilibra) tenga que abandonarles momentáneamente. Es entonces cuando asistimos al momento dramático más importante de la película. Si hasta ahora la historia iba en una dirección, a partir de este punto los hecho se precipitan y cambia el tono de la historia. Técnicamente me gustaría destacar en este punto un travelling que se aleja del nuevo Bogart como recurso consciente a la inconsciente locura que sufre nuestro protagonista. Es el momento dramático más importante, y el cambio de registro de un actor con poca variedad de registros. Luego las acciones paralelas entre los tres protagonistas hasta el cercano desenlace, y uno de los mejores finales que he visto en cine, con la actitud de un Walter Huston consciente de que la aventura ha terminado. La última imagen del cactus y la saca, es un alarde simbólico de un director que le da prioridad a la historia antes que a la planificación, o a cualquier efecto que complemente o distraiga la atención del espectador.

En definitiva, una obra para revisar, que lejos de explosiones o efectos especiales de las actuales, da prioridad a la aventura, y al trasfondo humano que se produce cuando la codicia y el egoísmo tiene campo abierto para actuar. Una obra maestra reconocida por la academia americana con dos Oscar a John Huston por la dirección y el guión adaptado de la novela de Ben Traven, y otro a Walter Huston, por su tolerante, simpático y muy bien tratado por el guión viejo minero.

Víctor Gualda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Margüita dijo....
Reconozco (abiertamente) que, a pesar de la pereza que me daba verla, me alegro de haberlo hecho.
Es como una especie de moraleja, de ley de vida, llevada al cine. La contraposición de los tres personajes, de sus tres personalidades, es sencillamente genial. Y me apunto sencillas frases como "el agua es un gran tesoro. A veces incluso más que el oro"!!!

Me parece increíble que a pesar de que en todo momento "sabes lo que va a pasar", el interés no decae.

Gracias por la sugerencia y enhorabuena por la crítica!