miércoles, 20 de mayo de 2009

MUERTE EN BANGKOK

El primer largometraje de los hermanos tailandeses Pang, causó cierto impacto en cine made in Hong Kong, que les situó en el punto de mira de Hollywood y tanto esta, como “The eye”, tuvieron sendos remakes de dudosa calidad en EEUU. Pero este "Bangkok Dangerous" tiene tantas cualidades como defectos.

Tal vez entre los defectos, se note ciertas carencias narrativas tanto en el guión como en la planificación, saltos en la continuidad de la historia que se pueden entender por tratarse de una primera película, pero que no empañan el merito de un muy buen trabajo visual y una historia con un lado violento, pero no exento de ternura.

La primera parte del film, está concebida para presentarnos a los dos protagonistas. Se tratan de un par de asesinos a sueldo. Kong se ocupa de los asesinatos, y tiene la peculiaridad se ser sordomudo. Es en este punto en el que los Pang centran todos los esfuerzos. Es una característica del cine oriental que sus asesinos a sueldo tengan taras físicas que contrastan paradójicamente con su violenta ocupación, y que sin embargo sitúan al espectador casi directamente en su orbita.

Una serie de flash-backs nos cuentan los antecedentes para que nos vayamos familiarizando con los personajes y no les cojamos antipatía, flash-backs muy detallados que no hacen sino ralentizar el arranque de una trama principal variable. Conocemos a Aon, la striper exnovia de Joe (el sicario que ejerce de hermano mayor) a través de la que se hacen los encargos y la metodología. Todo ello para tras más de media hora de metraje, dar paso a una trama secundaria que sirve a Kong para descubrir su lado más sensible. Las taras físicas o la ocupación separan al joven de la conciencia de las relaciones humanas, y será a través de la farmacéutica Fon cuando nuestro protagonista comience a descubrir un mundo nuevo. Pero como nada es perfecto, y los Pang no quieren abandonar el lado más violento de la historia, introducen un giro determinante primero para Joe y luego para Kong

A partir de este punto las venganzas serán la única motivación. Y por supuesto (esto no cambia sea cual sea la latitud del cine) la culpa sólo puede ser expiada a través de la sangre. Poco importan los esfuerzos de los personajes, la historia ha tomado su camino, y después del antecedente de un asesinato injusto a un inocente, el espectador conoce cual será el final a través del camino de un destino marcado.

Curiosos resultan ciertos detalles de la película. Los ralentizados, los efectos visuales tan trillados en el cine made in Hong Kong tal vez tengan una justificación, pero al ver esta película del año 1999, nos damos cuenta lo rápido que pasan de moda. Y es que secuencias visualmente fantásticas, como la del desenlace (de la que no hablaré por no estropear la sorpresa del que no la haya visto y se anime) como la del asesinato del metro; fantástica por el tempo narrativo perfecto. También otras que parecen sacadas directamente del manga y que son prescindibles, como por ejemplo la del fundido encadenado de la primera venganza o la de la violación. Tal vez hubiese sido interesante ver la secuencia a través de la videocámara del secuaz que la graba mezclando formatos (igual que en las escenas de la infancia de los protagonistas en 8mm) en vez de recurrir al picado de cortes intensificado por las luces estroboscopicas del club….) En definitiva que la modernidad tiene el problema de dejar de serlo con rapidez. De todas formas, tengo que decir que “Muerte en Bangkok” me recuerda poderosamente a las películas de John Woo. Una especie de mezcla entre “The Killer” y “Hardboiled”, pero algo más preciosista. Como queriendo tomar algo prestado de la estética de Wong Kar-Wai. Sean estas sus influencias o no, la película les granjeó un buen número de fans, y les llevó a ganar un premio en el Festival de Toronto, que les puso en el punto de mira internacional.

Víctor Gualda.

No hay comentarios: