Tradicionalmente el verano es la época perfecta para las comedias disparatadas. Poco a poco esta tendencia está cambiando y se estrenan películas de todo tipo y catadura, lo que provoca que las comedias evolucionen y la calidad apremie. Siguiendo la estela del exitoso Apatow, aprovechando las virtudes y subiendo un escalón más (no resulta tan descaradamente moralizante), nos llega esta fantástica comedia llena de virtudes y algún presunto defecto que no tiene desperdicio.
Lo primero y más importante es el desconocido reparto. Cooper, Helms, Galifianakis (autentica revelación cómica), van a celebrar la despedida de soltero de Bartha (como novio semiausente) en las Vegas. Ya no son teenayers en busca de la madurez, aunque su comportamiento contradiga esta afirmación. Ahora son maduros que tienen que recuperarla con fecha límite. Pero antes, todo pinta fantástico. Alcohol, juego, y chicas. Unas secuencias preparatorias de presentación de cada personaje y la llegada del grupo a la ciudad del juego, es suficiente para ponernos en situación. Pero lo mejor está por llegar. Al contrario que lo habitual, la película empieza después de la juerga. El novio ha desaparecido, y hay que recuperarlo antes de la boda. La trama consistirá en reconstruir “el sueño de la noche de verano” para encontrar al futuro novio. De entrada, un bebe, un tigre y un diente son los aperitivos del desfase.
A partir de aquí se inicia el viaje iniciático a través del día tratando de reconstruir una noche al más puro estilo Max Estrella. Los skeches se sucederán casi sin descanso con situaciones dantescas que pasan por Mike Tyson haciendo de si mismo o un chino mafioso y gay o la striper (tierna Heather Gram.). Nada de flash-backs que alimenten de forma facilona la imaginación del espectador. A lo largo de todo el metraje entiendes que el desfase ha sido brutal y la imaginación del espectador debe suplir las imágenes. La droga necesaria para este tipo de argumentos les produjo un efecto demoledor y ellos mismos, al tiempo que el espectador, descubrirán los desfases de la noche mientras buscan a su amigo como base argumental que hace evolucionar la trama. Así los personajes esperpénticos irán apareciendo aportando subtramas como pruebas que deben pasar para que Ulises vuelva a Itaca con su particular Penélope. Una vez que se reestablece el orden, el final no puede ser distinto del que es. A fin de cuentas se trata de una comedia, e incluso Shakespeare utiliza las mismas convenciones para el desenlace. Es fácil acusar de facilón y previsible, pero el espectador, socio indirecto de los personajes, necesita el premio a tantos sufrimientos. Aún así, un epílogo absolutamente genial sirve de gratificación por las casi dos horas de penurias. El espectador recibe la recompensa en forma de peculiar flashback que reafirma que todo ha sido real, y que por última vez van/vamos a contemplar lo agitado de la noche (hay quien dice que esa secuencia es una equivocación, particularmente me inclino a pensar que no).
En medio del metraje un buen puñado de secuencias como la parodia de “Rain Man”, o el castigo moral por haber sido mal ejemplo para la sociedad desde el sádico sentido del humor de la policía. Un ejemplo de comedia que en EEUU ha barrido, y que presumiblemente lo debe estar haciendo en nuestro país. Y es que no hacen falta créditos de relumbrón, sino argumentos sólidos, y divertidos (en el caso de la comedia) para que el público ejerza de crítico cinematográfico incontestable. Un diez para esta comedia desbarrada ágil y divertida, basada en un hecho real (qué sorpresa) que hará las delicias de aquellos que quieran pasar un buen rato huyendo del calor. Un diez para Todd Phillips que ha sabido controlar los tempos e imprimir el ritmo que necesita el espectador para salir con una sonrisa del cine
Vïctor Gualda
Lo primero y más importante es el desconocido reparto. Cooper, Helms, Galifianakis (autentica revelación cómica), van a celebrar la despedida de soltero de Bartha (como novio semiausente) en las Vegas. Ya no son teenayers en busca de la madurez, aunque su comportamiento contradiga esta afirmación. Ahora son maduros que tienen que recuperarla con fecha límite. Pero antes, todo pinta fantástico. Alcohol, juego, y chicas. Unas secuencias preparatorias de presentación de cada personaje y la llegada del grupo a la ciudad del juego, es suficiente para ponernos en situación. Pero lo mejor está por llegar. Al contrario que lo habitual, la película empieza después de la juerga. El novio ha desaparecido, y hay que recuperarlo antes de la boda. La trama consistirá en reconstruir “el sueño de la noche de verano” para encontrar al futuro novio. De entrada, un bebe, un tigre y un diente son los aperitivos del desfase.
A partir de aquí se inicia el viaje iniciático a través del día tratando de reconstruir una noche al más puro estilo Max Estrella. Los skeches se sucederán casi sin descanso con situaciones dantescas que pasan por Mike Tyson haciendo de si mismo o un chino mafioso y gay o la striper (tierna Heather Gram.). Nada de flash-backs que alimenten de forma facilona la imaginación del espectador. A lo largo de todo el metraje entiendes que el desfase ha sido brutal y la imaginación del espectador debe suplir las imágenes. La droga necesaria para este tipo de argumentos les produjo un efecto demoledor y ellos mismos, al tiempo que el espectador, descubrirán los desfases de la noche mientras buscan a su amigo como base argumental que hace evolucionar la trama. Así los personajes esperpénticos irán apareciendo aportando subtramas como pruebas que deben pasar para que Ulises vuelva a Itaca con su particular Penélope. Una vez que se reestablece el orden, el final no puede ser distinto del que es. A fin de cuentas se trata de una comedia, e incluso Shakespeare utiliza las mismas convenciones para el desenlace. Es fácil acusar de facilón y previsible, pero el espectador, socio indirecto de los personajes, necesita el premio a tantos sufrimientos. Aún así, un epílogo absolutamente genial sirve de gratificación por las casi dos horas de penurias. El espectador recibe la recompensa en forma de peculiar flashback que reafirma que todo ha sido real, y que por última vez van/vamos a contemplar lo agitado de la noche (hay quien dice que esa secuencia es una equivocación, particularmente me inclino a pensar que no).
En medio del metraje un buen puñado de secuencias como la parodia de “Rain Man”, o el castigo moral por haber sido mal ejemplo para la sociedad desde el sádico sentido del humor de la policía. Un ejemplo de comedia que en EEUU ha barrido, y que presumiblemente lo debe estar haciendo en nuestro país. Y es que no hacen falta créditos de relumbrón, sino argumentos sólidos, y divertidos (en el caso de la comedia) para que el público ejerza de crítico cinematográfico incontestable. Un diez para esta comedia desbarrada ágil y divertida, basada en un hecho real (qué sorpresa) que hará las delicias de aquellos que quieran pasar un buen rato huyendo del calor. Un diez para Todd Phillips que ha sabido controlar los tempos e imprimir el ritmo que necesita el espectador para salir con una sonrisa del cine
Vïctor Gualda
1 comentario:
Gran película, se me saltaron las lágrimas en la "traca final" y todo.
Por cierto (cosas del teclado, supongo) pone Heather Gram y es Graham, por si lo quieres corregir.)
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