viernes, 20 de julio de 2007

EL QUIMERICO INQUILINO

Un genio... cuando uno empieza a escribir un artículo tiende a buscar las palabras que mejor encajen con lo que está a punto de contar. Pues bien, no quería desaprovechar la oportunidad de comenzar este con lo que me parece el Polanski recién llegado de Polonia (en realidad de Inglaterra tras el rodaje de “Repulsión”) a Estados Unidos. Esta claro que aunque siempre critiquemos a los americanos por la mayoría de las productos que nos empaquetan, saben muy bien reconocer la calidad, e importan haciendo suyos a los mejores directores, guionistas, directores de fotografía y cualquier resquicio de talento que tengan la oportunidad de exprimir. Esto tiene el riesgo para el creador de que igual que les acogen con los brazos abiertos, tampoco les importa despacharlos con igual desidia. El Polanski que llega a Estados Unidos es un joven con hambre de triunfo y talento más que demostrado para adaptarse a el país más multicultural y paradójicamente cerrado del planeta. Roman se adapta perfectamente a las costumbres y formas de vida americanas y realiza por encargo películas llenas de talento como “Chinatown” ó “Tess”, y deja patente que los temas que realmente le interesan son los mismos que antes de llegar a Hollywood. El lado más oscuro del ser humano. Coincide además en una época que hay mucha libertad para los “autores” y no tiene dificultad para explotar esos temas que le interesan.

Después del fiasco de “Piratas” que coprodujo de su bolsillo, se fue a Francia a buscar dinero de las multinacionales para su siguiente película. “The tenant” traducida en España por el título “El quimérico inquilino”. Se trata de la adaptación de la novela de Roland Topor, para la que Polanski se reserva el papel protagonista en una prefecta revisión entre “La semilla del diablo” y la anteriormente mencionada “Repulsión”

Los títulos de crédito ya nos anticipan de forma simbólica que estamos a punto de traspasar los visillos de lo desconocido, en un plano que recorre el patio de vecinos y que no nos deja ver el interior de los pisos como anticipándonos que algo siniestro se esconde tras esas cortinas. Roman (Trelkovski), está buscando piso y se ha enterado de que ha quedado uno libre en una comunidad. El primer encuentro con la portera del edificio ya nos define la personalidad de nuestro inmigrante polaco con papeles franceses, tímido y callado. También nos muestra la tensión que está a punto de encontrar en el edificio. Inmediatamente nos hace ver que algo extraño ha sucedido con la anterior inquilina, que se tiró por la ventana. Después de una visita a su futuro casero todo queda dispuesto para que Roman entre en la comunidad. Pero antes, una visita a la suicida le conduce a conocer a una amiga de esta (una jovencísima Isabelle Adjani) La visita termina con ambos en el cine metiéndose mano, mientras ven una película de Bruce Lee. A partir de que Roman se traslada al piso todo comienza a enrarecerse. Visiones de gente inmóvil en el baño comunitario, un diente detrás de un armario encajado y oculto en un agujero de la pared. Las constantes equivocaciones con el tabaco y el café... mil detalles. La película está llena de ellos. Casi cada secuencia es una pequeña película analizable por separado. La fotografía de Sven Nykvst muy contrastada, con muchas sombras muy del estilo de la que hizo para alguna de las películas de Bergman crean el ambiente perfecto para que se produzca la oscura evolución del personaje. Porque nos encontramos ante una película cuyo mérito está sobre todo en la evolución del personaje más que en una trama convencional. La cadencia de la película transcurre sin sobresaltos. Un ritmo lento y una atmósfera cada vez más asfixiante y opresiva acaban con la cordura del personaje. Las evidencias le hacen llegar a la conclusión de que todo lo que sucede es una confabulación vecinal para acabar con él. Polanski juega a la perfección y no se posiciona. Deja que sea el espectador quien decida si realmente es nuestro prota el que va perdiendo la cordura o son sus vecinos los que, siguiendo algún oscuro rito, tratan de volverle loco. La dirección es tan objetiva hasta tal punto, que si te identificas con Román, el espectador llega a las mismas conclusiones que el personaje (creo que es lo que pretende), pero si te tratas de poner en un punto de vista más distante te parece que Trelkovski realmente no tiene motivos más que los de su propia e inestable personalidad. Mediada la película el personaje siente tanta identificación con la anterior inquilina suicida, que ha dejado de ser él, para convertirse en ella. En una secuencia arriesgada de esas que o te consagran, o resultan tan ridículas que ya no te puedes creer nada más. Polanski pasa la prueba con eficacia y credibilidad. Incluso se permite el lujo de jugar con el humor. Un sentido del humor oscuro y masoquista que ya en sus cortos vimos que domina a la perfección. El desenlace es previsible, pero no por ello menos impactante. Sobre todo (y sin querer desentrañarlo) cuando no consigue su objetivo y repite la acción, en un nuevo malabarismo entre el dramatismo más masoquisa y el humor más irreverente.
Lo mejor, que es un personaje tan arriesgado, que es difícil conociendo el carácter de los actores de primera línea (siempre quieren interpretar héroes o personajes positivos) que ninguno se hubiese atrevido a interpretarlo. Lo que me hace pensar en la seguridad que tenía Polanski en su creación... o tal vez en su ego para arriesgarse con uno de esos personajes que crean un genio, o destruyen una carrera. Pero estos personajes oscuros tienen demasiado en común con el director para arrebatarle nada. Se diría que el polaco hizo un pacto con el diablo, le ha rendido culto en sus películas y este le ha cobrado el peaje con el asesinato de su mujer Sharon Tate por Charles Manson y su banda satánica y más tarde con la huida de Estados Unidos por unos cargos de abuso a una menor. A cambio le ha recompensado con una carrera que se estudia en las universidades... y recientemente con el inmerecido Oscar por “El pianista”

Como curiosidad, decir que las autoridades francesas querían presentar el largo al festival de Cannes y Polanski tuvo sólo ocho meses desde que se presentó el guión hasta que se estrenó en el festival. La película fue un fracaso de crítica y público... Quiero terminar el artículo como lo empecé, reiterándome volviendo a decir que el pequeño polaco (en realidad nacio él nacio en Francia), es un genio.

Víctor Gualda.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Normalmente coincido con tu opinión... normalmente, y hoy no es una de esas veces. No puedo dejar de reconocer que a mi, personalmente, me aburrió un poquito. De todos modos, lo dices tan convencido que me haces dudar así que la alquilaré de nuevo y volveré a verla. Ya te contarë si eso cambia mi opinión!!!!

Anónimo dijo...

FastEddyFelson:
En mi opinión,la mejor peli de Polanski.
Por otro lado,decir que Charles Manson tuvo menos que ver con la muerte de S.Tate de lo que se cree,y que como músico tiene unos temas bastante buenos.