Ha llegado el verano, y con él todas esas películas intrascendentes concebidas como mero entretenimiento de las que todos los cinéfilos reniegan, pero que abarrotan las salas de los cines. En DVD sucede algo parecido. Llega el verano y las películas estrella son aquellas que se conforman con arrebatar una sonrisa al espectador. "Noche en el Museo" es una de estas películas. Tal vez la mejor de las que últimamente han pasado por nuestras estanterías.
El protagonista es Ben Stiller, según mi punto de vista el más destacado y destacable de la última hornada de cómicos americanos intercambiables que aparecen cada década. El caso de Stiller parece ser una excepción. Además de actor, dirige. Y aunque sus argumentos son sencillos siempre tiene detalles para destacar. Desde su película generacional "Reality Bites" máxima representante de la generación X, Ben ha ido buscando su sitio. Y a estas alturas de la década ya lo ha definido perfectamente. Habrá algún agorero que le achaque que está estereotipado, o que siempre hace lo mismo... o este tipo de comentarios que tratan de quitar merito a cualquier profesional. Pero lo cierto es que él ha hecho grandes a actores como Robert de Niro... sí. No me he vuelto loco. He dicho Robert de Niro. Nuestro psicópata y mafioso favorito ya había hecho alguna buena incursión en la comedia. "Una terapia peligrosa" junto a Billy Cristal le había hecho creer que él también podía hacer reír. Pero fue en "Los padres de ella" donde se reafirmo y cogió confianza para estabilizarse en un genero en el que ha hecho sus mejores trabajos en los últimos diez ó tal vez quince años (con la excepción de Casino) Stiller también ha hecho grandes a los hermanos Farrelly y descubrió la vena cómica de otro actor dramático de culto por excelencia, Matt Dillon con la ayuda de Cameron Diaz en "Algo pasa con Mary" Luego ha dirigido e interpretado películas parodicas tipo "Zoolander" que a mi, me resultó divertida, irónica y descarnada... (de cuantas películas se puede decir lo mismo)
"Noche en el museo" es una película infantil. Con un argumento sencillo que se plantea desde el principio. No trata de engañar a nadie y da exactamente lo que ofrece. Diversión y entretenimiento para toda la familia. La excusa; lo de siempre. Un padre separado y demasiado soñador tiene que demostrarle a su hijo que él también puede ser un ganador. Para ello acepta un empleo como vigilante nocturno de un museo arqueológico. A partir de su primera noche Ben entenderá que no es un trabajo tan sencillo como pensaba.
La estructura de la película es como un espejo. A la forma de manual americano, está dividida en tres actos (qué barbaridad el provecho que le sacan estos yankies a los griegos) En el primero, un planteamiento del desastre que le espera a nuestro protagonista. Se enfrenta a una situación que no controla, que le sobrepasa. Está a punto de tirar la toalla. Pero la necesidad de demostrarle a su hijo que él también puede, le hace volver la noche siguiente (segundo acto) a enfrentarse a los elementos con decisión y coraje. En principio parece que lo va a conseguir. Pero de nuevo la situación se le escapa de las manos haciéndole flaquear en su empeño. En este segundo acto además la cosa se complica aún más con la aparición de los "malos" dispuestos a robar el eje central que le da sentido a la película. Un objeto mitológico con poderes sobrenaturales. Además hay un elemento externo que le complica aún más la vida a Ben. El director del museo. También comienza a tomar más protagonismo "la chica" que hasta ahora sólo había sido presentada. Todos estos elementos se combinan para dar paso a un tercer acto en el que a la manera americana hijo, chica y los que en principio eran los problemas colaboran con el protagonista para reestablecer el orden. De esta manera todo acaba como promete desde el minuto uno de película. El triunfo del bien, el reconocimiento del hijo a su padre, consigue a la chica, el reconocimiento público, la conservación del puesto de trabajo...
A destacar los actores que acompañan al protagonista. Robin Williams, Dick Van Dyke, Mickey Rooney. La fotografía del mejicano Guillermo Navarro ("El laberinto del fauno") Lo divertidas de algunas escenas, especialmente la de la huida del planteamiento. Las que recuerdan a Gulliver y la parodia del enfrentamiento entre razas (romanos contra vaqueros) las del mono y las llaves, ó la de los muñecos en miniatura quitándole el aire a la rueda de la furgoneta de los malos.
También hacer una reseña a los efectos especiales. La película está repleta de ellos, pero están bien introducidos al servicio de la trama, y no como meros efectos oportunistas...
En definitiva una película para el verano. Fresca, entretenida, de esas que te hacen bajar del pedestal de pretenciosidad del cine de autor y recordar que el cine se inventó como entretenimiento... aunque a algunos les pese.
Víctor Gualda.
1 comentario:
habrá que verlo para creerlo...!
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