viernes, 30 de noviembre de 2007

DEATH PROOF


“Vuelve Tarantino”. No se me ocurre mejor titular posible para resumir esta película. En esta ocasión el amigo Quentin nos tiene una nueva sorpresa preparada. Uno de esos subgéneros de los que se declara admirador desde que trabajaba en el videoclub. La excusa, el proyecto Grindhouse del que formaba parte la película del colega Robert Rodríguez. La recuperación de las películas de genero (más bien subgénero) de las sesiones dobles de los setenta.

Si la de Rodríguez era una película “clásica” de zombis, la que nos ocupa es una mezcla de subgéneros. En concreto del denominado por los yanquis Slasher (aquellas pelis de asesinatos de chicas), y por otra las de persecuciones de coches. Tarantino ha aunado la mejor tradición de chicas espectaculares y coches para esta ocasión. A eso le unimos la recuperación de otro clásico de las películas de directores de culto, Kurt Russell, rescatado por Quentin, (y no por el bueno de Carpenter) en un papel de malo maloso en el que interpreta, según el propio Tarantino, a un “asesino en serie” al que le pone reventar a chicas en su Chevrolet Nova, que utiliza como un arma en vez de la tradicional y recurrente pistola.

La estructura de la película esta claramente dividida en dos. La primera nos sirve de presentación de cómo se las gasta Kurt. Quentin nos muestra a un grupo de chicas de roles bien diferenciados, a las que el director y guionista sigue con su cámara. Porque si hay algo curioso en esta película, es que si el verdadero protagonista es Russell, el punto de vista que controla la película es el de las chicas. El motivo, tal vez mantener el misterio sobre la personalidad y las motivaciones del personaje masculino central de la historia. Así, a través de conversaciones en las que el director recupera la esencia de personalidad que le envió de cabeza a la fama, conocemos a las chicas que forman el grupo principal de este capítulo. Diálogos disparatados en los que el director tiene la originalidad (si, originalidad) de poner en boca de sus actrices diálogos y conversaciones realistas llenas de tacos tan poco habituales en las féminas del celuloide. Las actrices de apellidos Ladd, Poitier y Ferlito, sobre las que no me extenderé más que para decir que consiguen una interpretación fantástica y creíble. Las chicas se encaminan hacia el bar “de moda” con la mejor música del sur de los Estates. El camarero... el inefable Tarantino, que por supuesto no pudo resistirse a hacer un cameo en su propia película. Todo el grueso de la primera parte se desarrolla en el interior de este bar. La presentación definitiva del misterioso Kurt Russell, especialista Mike. La seudoguerra de los sexos, las largas parrafadas de los protagonista, la presentación de la primera víctima Rose McGowan desembarcada directamente de su hermana “Planet terror” en un papel de seudohippie, los celos y rivalidades entre chicas, el cuasi cameo del director y apadrinado colega de Tarantino Eli Roth (Hostel), bailes cachondos y chupitos a mansalva, para rematar la primera parte de la película con una desagradable sorpresa que no desvelaré.

Total, una hora de metraje con epílogo divertido que no va a ninguna parte, y que podía haber decantado la película hacia otro sentido completamente diferente entre un policía y su hijo. Un fundido a negro y un cartel que anuncia que han pasado catorce meses dan paso a la segunda parte de la película. La historia se repite. Un grupo de chicas guapas que de forma insólita compran un vogue italia en mitad de la nada. Más conversaciones divertidas. Repetición de los roles antes presentados en el anterior grupo de chicas para que sintamos que va a suceder lo mismo que con las anteriores, al aparecer una de los fetichismos recurrentes del director. Russell chupa los pies de Rosario Dawson y empezamos a temer por sus vidas... Una conversación dentro del coche sobre la relación de Rosario con su novio, el director de la película que se ha follado a otra el día de su cumpleaños. Otra conversación que recuerda al arranque de “Reservoig Dogs”, pero lejos de la altura de esta y ya estamos metidos en faena.

Sorpresa, las chicas son rebeldes. El especialista de palo Mike se encuentra cara a cara con la doble de las secuencias de acción de Uma Thurman en “Kill Bill”, y otra doble de acción que conduce el sobresaturado Dodge Challenger del 70 como dios, y la batalla por la supervivencia está servida. Primero en un sentido, con Kurt como castigador, y luego en otro como castigado. Los últimos veinte minutos de la película levantan el metraje como una catapulta. La venganza ha llegado, y Russell en el único momento duro interpretativamente al que se tiene que enfrentar refleja el miedo en su rostro. Como colofón, Rosario Dawson da la patada final, en el momento álgido, y sin epílogo en esta ocasión para reflexionar, si descontamos los segundos previos del The End que Tarantino ha recuperado para la ocasión con la tipografía clásica de los setenta.

Detalles a añadir; Tarantino se estrena en “Death Proof” como director de fotografía, y no lo hace mal, pero sin alardes, mezclando estéticas y calidades de negativo. Greg Nicotero repite junto a KNB en los efectos especiales (ya lo hizo en “Planet Terror”) y sobre todo la paradoja de que Kurt es en la ficción una especialista de escenas de riesgo, mientras que algunas de las actrices son en realidad especialistas, como la antes mencionada Zoë Bell,o Tracie Thoms. Que el coordinador de las escenas de acción es Jeff Dashnaw, y merece una mención por lo complicado de su labor, y para terminar, que el segundo grupo de chicas también tiene una interpretación bastante coordinada, aunque no tan buena como la del primero, con la excepción de Rosario Dawson que destaca por encima del todas las demás, aunque sólo sea porque le da consistencia interpretativa al segundo grupo... y no le puedas quitar el ojo de encima.

En resumen, una gamberrada divertida de Tarantino, en algún momento sobrecarga de diálogos, pero que garantiza diversión por encima de guión, efectos u otras consideraciones técnicas. Os dejamos una divertida secuencia de persecuciones de coches en nuestra sección de videos para que os hagáis una idea de lo que os espera.

Víctor Gualda.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Fast Eddy Felson:
En desacuerdo contigo en lo del epílogo del sheriff y su hijo.Una secuencia genial, que funciona muy bien como anticlímax, y los diálogos mejor escritos junto con la parrafada de Kurt Russell para conseguir el baile de Mariposa.
Estas secuencias recuerdan al mejor Tarantino guionista, que tan bien maneja las situaciones de duelo, de persuasión y de tortura física y psicológica (inolvidable el diálogo Walken-Hooper en "Amor a quemarropa").
Creo que las conversaciones de las chicas no están a la altura y, otro de los peros de siempre para Quentin, le cuesta meter tijera en montaje.
Si bien, creo que este tío no deja de sorprender, es un jodido genio.El primer asesinato y su montaje es simplemente genial(y godardiano) y la paliza final es apoteósica.Cine dopaminérgico, la fuerza eyaculatoria del ojo.

Anónimo dijo...

Fast Eddy Felson:
En desacuerdo contigo en lo del epílogo del sheriff y su hijo.Una secuencia genial, que funciona muy bien como anticlímax, y los diálogos mejor escritos junto con la parrafada de Kurt Russell para conseguir el baile de Mariposa.
Estas secuencias recuerdan al mejor Tarantino guionista, que tan bien maneja las situaciones de duelo, de persuasión y de tortura física y psicológica (inolvidable el diálogo Walken-Hooper en "Amor a quemarropa").
Creo que las conversaciones de las chicas no están a la altura y, otro de los peros de siempre para Quentin, le cuesta meter tijera en montaje.
Si bien, creo que este tío no deja de sorprender, es un jodido genio.El primer asesinato y su montaje es simplemente genial(y godardiano) y la paliza final es apoteósica.Cine dopaminérgico, la fuerza eyaculatoria del ojo.

Anónimo dijo...

Como hace tiempo que no participabas tu opinión vale doble ;)... de cualquier forma mola verte de nuevo por casa.