viernes, 8 de febrero de 2008

EL ORFANATO

No seré yo quien diga que “El Orfanato”, el barco más reluciente del cine español este año, es una mala película. Pero no lo haré porque su director es un novel que se enfrenta a un proyecto grande, y eso siempre es un handicap a tener muy en cuenta. Pero concesiones aparte, no es oro todo lo que reluce, y se trata de una película sobrevalorada, con demasiados elementos en común con el reciente cine “español” de éxito, como para ser un producto casual fruto del talento.

El primero que tiene que haberse quedado encogido en el asiento es Amenabar. Ha debido verse reconocido a la perfección, porque la película tiene muchos elementos en común con su cine, y en concreto con “Los Otros”, película de la que es descarada deudora en cuanto a argumento (al menos eso nos parece a los profanos) Además ha utilizado a una de las últimas actrices fetiches de Alejandro, Belén Rueda, para un personaje muy Nicole Kidman (curiosa y efectiva mezcla). Ese argumento de la chica que llega al gran casón con niños, en el que no esta claro el límite entre los vivos y los muertos, no es un tema demasiado original. Pero vamos, tampoco lo fue para el director chileno–español que coincidió espacio-temporalmente (según él cuenta por casualidad) con un Bruce Willis con idénticos poderes. Así que no creo que Alejandro se esté persignando con su sacrosanto Oscar.

Otro tema es el autoplagio consentido. Este si me parece algo más vergonzante. La mano del mejicano productor de la cinta Guillermo del Toro es demasiado evidente en esta. Sobre todo en la resolución, que está directamente copiada de su hermana mayor de producción española “El laberinto del Fauno”. Por mucho que su reluciente premio Goya, Sergio G. Sánchez se empeñe en ofenderse y contarnos que el guión estuvo en un cajón diez años, intuyo una reescritura de ultima hora (¿me equivoco?).

(ahí van unos cuantos elementos del argumento. Si no la viste, casi mejor que te saltes este parrafo)
En el momento en que el espectador descubre que la madre ha matado al niño (en este punto todo el mundo justifica a la madre diciendo que fue un accidente involuntario... curioso) se desentrama toda la historia. Pero este seria un final demasiado duro e insatisfactorio para el espectador. Como lo sería que en “El laberinto...” la niña muriese y ya. Entonces se recurre a ese mundo paralelo de fantasía en el que todo es posible. El personaje renuncia al mundo real demasiado oscuro, para irse al mundo fantástico que en principio era inaccesible. De esta forma, se convierte en la nueva casa en la que todos los personajes podrán vivir a gusto lejos del mundanal ruido. Son los fantasmas del orfanato del que ahora Belén, siendo una más, cuidará. El mismo mundo de fantasía donde la niña era una princesa en “El laberinto...” Ahora si. El espectador se puede quedar tranquilo. Su entrada ha merecido el elevado precio que ha pagado por ella. Lastima que en la vida real no haya segundas oportunidades después de muerto... El caso es que Guillermo que es un tío listo, ha aplicado la misma estructura narrativa al final de ambas películas a pesar de ser de géneros diferentes, y es que el mejicano (al que le atribuyo la concesión final) ya ha hecho muchas películas de muchos tipos y en muchos sitios para saber lo que funciona con el público.

Pero para llegar a ese punto de conexión, la película utiliza elementos directamente importados del cine de terror de los setenta. De nuevo los referentes parecen los mismos que los de Amenabar. El casón aislado importado de “Psicosis” es el plano recurso al que recurrir cuando no hay nada que contar. Las escaleras, los pasillos, las habitaciones, e incluso nuestra protagonista sentada en una silla de ruedas son lugares comunes en el cine de terror clásico. Luego el elemento serie B del segundo acto para rellenar y al tiempo distraer, con la aparición estelar de Geraldine Chaplin como elemento de enlace entre la realidad y lo sobrenatural. A partir de su aparición todo es posible. Ella le da la alternativa a Belén y le descubre al espectador que es una superdotada enferma que conecta con el mundo de los muertos. Y con los vivos, porque resulta que Alejandro nos descubrió que Belén Rueda era actriz. Y ella ha asumido el papel y se lo cree. Y no hay nada más importante para un actor que tener la seguridad suficiente como para reflejar lo que el texto impone. Si con “Mar Adentro” todavía le temblaban los tobillos, en la siempre desprestigiada gala de los Goya supo reclamar su momento de gloria ante la posibilidad de no disponer de otra oportunidad. Aquel momento de gloria y otros que no tienen que ver con lo profesional, le han dado una serenidad a sus arrugas que atrae a la cámara y le bastan para sostener la responsabilidad de una película tan compleja como esta, y eso no es poco. No sucede así con el resto de los actores, que afortunadamente para su comercialización fuera de nuestras fronteras apenas tienen texto. Y no es que lo hagan mal, es sólo que los personajes no tienen ni la entidad ni el carisma necesario. Pero da igual, porque como decía el peso es al completo para Belén, y ella lo sabe sobrellevar.

La fotografía, la música y los efectillos, como sustos gratuitos para crear ambiente también están correctamente introducidos, formando un conjunto que crea sensación de que acabas de ver una gran película internacional que puede funcionar en cualquier punto del planeta. Madre desesperada, niño desaparecido, misteriosa casa. Un pelotazo de taquilla vamos. Habrá que darle la oportunidad a su joven director de demostrar en su siguiente trabajo que nada a sido casual. Porque “imitar” (siempre entre comillas) una película de Amenabar es fácil, pero su intachable carrera hasta la fecha, es mucho más complicada de plagiar. De cualquier forma, como siempre, mi rendida admiración a un director novel capaz de sacar adelante su proyecto y levantar él solito la cuota de pantalla del cine español. ¿No resulta un poco preocupante por cierto? De cualquier forma, felicidades por las nominaciones, y por los premios al director novel, guión adaptado y demás premios técnicos, que no son poca cosa, a pesar de que Bayona hubiese comprado una estantería nueva para todos los que pensaba que se iba a llevar.

Por cierto, para los que se alegran de la desgracia ajena, les diré que no es demérito de “El Orfanato” no estar en los Oscar. La película tiene el nivel requerido, con algunos momentos mejores incluso que los de “Los Otros”. La diferencia estriba en una obviedad. En la de Amenabar estaban implicados los poderosos (por entonces) Cruise, y aun mejor, Harvey Weinstein que se ocupo de la publicidad y distribución en la película consiguiendo que estuviese en los primeros puestos de la taquilla americana durante semanas. Y es que el productor-distribuidor, estaba en aquel momento en el zenit de su carrera, y era capaz de conseguir cualquier cosa (lo demuestra el hecho de que consiguió que la sosa Gwyneth Paltrow ganara una Oscar, que ya tiene merito). Con semejantes padrinos, era difícil no ser caballo ganador. Mientras que Del Toro ya triunfó el pasado año y no tiene tanto peso en la industria americana. Así que, felicidades de nuevo Bayona, porque tienes más merito del que a la mayoría de tus detractores les gustaría.

Víctor Gualda.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Fast Eddy Felson:
Me parece que eres demasiado duro con la peli.Lo de las referencias explícitas a Amenábar y a Del Toro no son tan descaradas(y en aspectos más bien superficiales:rubia histérica,vieja que acojona,niños sensitivos,casonas...No veo tan claro lo del fauno) y si es así es porque todas o casi todas las pelis contemporáneas de este género se parecen una barbaridad(que por otro lado,advierto que han recogido el tópico del cine de los 40-50 de la mujer histérica que tanto gusta a cierto público gay, o si no revisemos a Hitchcock).
El terror atañe a nuestro cerebro reptiliano,y se vé que el susto no se gasta,así que una vez descubierta la gallina de los huevos de oro,sólo hay que esperar que los siga dando.

Anónimo dijo...

Tras verla me senti frio muy frio, y durante su proyeccion no consegui meterme en ella, solo en un par de ocasiones (no mas de 10 minutos). A pesar de eso he de reconocer que es una maravilla de la que se puede aprender mucho a nivel tecnico.