lunes, 4 de febrero de 2008

LOS GOYA; CRONICA DE UNA GALA TELEVISADA


Poco habría que decir de la gala de este año, si no fuera porque la película que triunfó era la que menos contaba en las quinielas. Muchos dirán a toro pasado que ya lo sabían, o que tenía que acabar pasando que el cine de calidad se impusiera al comercial, refrendando así las palabras de la presidenta de la academia, pero lo cierto es que pocos contaban con “La soledad” como la gran triunfadora del año.

En cuanto a la gala, más de lo mismo. Y es que imagino que los recortes hicieron mella. El poco presupuesto, del que Corbacho hizo alguna coña, y la velocidad de la entrega (no lo llamare ritmo), de la que Corbacho no paró de hacer coñas, condicionaron otra aburrida entrega de premios. En realidad, casi podían haber dado los premios en el telediario. La exigencia de brevedad, y los cortes a machete de montaje (con ese falso directo peligroso porque se puede interpretar como una forma de censura), sobre todo en la primera hora de gala, sumado a la consigna de no hacer valoraciones políticas a un mes de las elecciones... menos mal que Alberto San Juan se saltó el protocolo con una consigna contra la conferencia episcopal, que por cierto le viene bien a los socialistas... total, que fue una gala descafeinada, descafeinada.

El momento de humor sin embargo no lo puso el siempre irredento y fantástico un año más Corbacho, sino la antes mencionada presidenta, con su historia lacrimógena tipo monólogo a la que le faltó un actor de calidad para que se nos escurriera la lagrima, hablando del cine como arte en vez de cómo negocio. Sonó a excusa por los pobres resultados, que el ministerio se apresuro a inflar horas antes de la gala con las cifras oficiales de “El orfanato”, pero querida Ángeles, no seamos ingenuos, el cine se alimenta de espectadores, o al menos así debería ser, y dentro de poco esa niña de la que hablabas tendrá que recitar las películas españolas como antaño la lista de los reyes godos. Por cierto, muy acertada la coña que soltó Corbacho de los cuatrocientos euros de ayuda al espectador que vaya a ver una película española. El cine español está en CRISIS, y hay que buscar soluciones, no excusas.

Poco que comentar de la gala, el interminable desfile de vestidos prestados por las firmas que se llevan una impagable publicidad en televisión y revistas del corazón, de las que hay que destacar el escote de la Nimri, la cola de la Pataki, el buen tipo de Rueda, o la anorexia de la Toledo (ah no, que ella es delgada desde pequeña). De los de caballero poco que mencionar, ya que todos iban de negro y en televisión lucen parecido (menos los de Corbacho y Santi Millan creo).

El momento emotivo de la ceremonia por supuesto, la entrega del Goya de honor a Don Alfredo Landa, que como buen cómico no se levantó a la carrera para recogerlo, sino que supo dilatar su momento de gloria en un interminable aplauso, pero que fue víctima de su propia emoción al no ser capaz de juntar ordenadamente las silabas del discurso que tenía preparado. No importa, sus más de cien películas hablan por usted, y nos obligan a rompernos las manos aplaudiendo. Gracias Don Alfredo. Hablando de discurso, o más bien de agradecimiento, el mejor fue el de este año controvertido cortometraje (el premio, no el corto), que supo conjugar la ironía y la triste realidad al contar que a pesar de su nombre árabe no le había cacheado a la entrada. Estuvo bien además el momento del mejor actor, con un Alberto que parecía fumado (aunque en su defensa debo decir que siempre parece estarlo) pero que gracias a la chuleta no se olvido ni de la iglesia. En este apartado, destacar además la lista de las trece rosas de Alcaine, y por supuesto el primer discurso de Jaime Rosales a pesar de las caras del público que enfocó la televisión, que no tenían pinta ni de saber quien era Vittorio de Sica, ni de haber visto “Ladrón de bicicletas”. Muchos lo calificaran de moralista, pero yo lo calificaría de necesario, más que la lista de los reyes godos. Además la humildad de atribuir meritos a todo su equipo (por el formato Polivisión y demás), y el guiño en el segundo discurso a directores españoles que hicieron y hacen un cine diferente, pero que en realidad es el que nos acerca al mejor cine europeo.

Imagino que “J” (Juan Antonio Bayona) todavía estará preguntándose como se le escaparon los dos premios gordos para los que parecía predestinado, dado el aplomo con el que recogió el de mejor director novel. Por cierto, que ni el comentario irónico del guionista de “El orfanato” Sergio G. Sánchez al recoger su premio, ni el hecho de que llevase diez años en un cajón el guión, impiden que a todos nos recuerde poderosamente la película a “Los Otros”. De hecho estoy convencido de que cuando Amenabar la vio, se reconoció perfectamente en cada plano.
Para terminar, felicitar a Maribel Verdú, que muchos consideraran sorpresa, pero que lleva más años en la profesión, que ceremonias los Goya, y que a pesar de su irregularidad merecía un reconocimiento en forma de pintor de una vez por todas.

En definitiva, una gala más, que pasado mañana ya estará olvidada, igual que anoche lo estuvieron las más de cien películas que se produjeron en el 2007 y que no tuvieron representación ayer en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid.

Víctor Gualda.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Fast Eddy Felson:
Gracias y chapó por tu crónica.Me he podido escaquear otro año más de ver este peñazo de gala,que sirve más que nada para estrenar trajes (ahí te diste una licencia a lo Mariñas)y gastar caretas:unos por lo rancio e hipócrita y otros (como A.Sanjuán)en su insistencia de Pepito Grillo del compromiso.
Me quedo con el premio a "La soledad", que probablemente quede como anécdota, pues hay pocas ganas y escaso talento por financiar cine de calidad.Que nuestro máximo exponente en cine social sea F.León es paradigmático y desolador.

Anónimo dijo...

Hasta aquí no llega la entrega de los Goya, así que gracias por esta puesta en situación.

Por qué Corbacho otra vez? La han hecho un contrato? A ver, la pregunta no está bien formulada del todo. Por qué Corbacho, me lo imagino. Lo que no sé es qué motivos se han argumentado para "repetir" presentador. Vaya cara se le habrá quedado a todos los anteriores, no?

Y si, chico, el falso directo es una mal extendido. Aquí nos cortan hasta los conciertos de la Superbowl. Y eso que ayer el protagonista de la noche era Tom Tiddy, y vamos, no creo que a este hombre, a sus 6 décadas de vida, se le vaya a ocurrir enseñarlos el pechito a la Janet Jackson. En fin. Controla y vencerás.

Y sí, imagino que todos estaban muy guapos y muy guapas. Si de eso sabemos "cacho" en nuestro país. En cine no nos gastaremos mucho.. pero para comprar ropa, nunca hay crisis!!!

Anónimo dijo...

No entiendo bien que un tipejo salga a un escenario a recibir un premio y nos haga conocedores de sus opiniones políticas. Hay libertad de expresión, pero la moral creo que impone cierto recato, elegancia y congruencia.Recibes un premio por una interpretación, no es que te concedan 20 segundos para saludar a los amigotes o para decir lo que te venga en gana. El voto es secreto, personal e intransferible, así que el 9 de marzo ve a tu colegio electoral y aporta tu grano para cambiar lo que no te gusta. Tener un micro y unas cámaras delante parece demasiado tentador para algunos. También quiero que haya paz en el mundo, señor. Si Corbacho es el paradigma de la ironía patria yo sí que me exilio. Tiene la misma elegancia que la cerdita Peggy bailando la danza del vientre.