Cuando se estrenó leí críticas y opiniones para todos los gustos, pero la mayor parte de ellas no especialmente positivas. Con el referente del director sueco afincado en Hollywood Lasse Hallstrom, que hace películas que siempre tienen algo interesante, pero nada que destaque (me refiero a que no son reconocibles por su estética o por sus elementos de personalidad como las de Almodóvar o Scorsese por ejemplo) me lancé a la aventura de perder casi dos horas frente a la pantalla. La verdad es que la película me gustó, y aunque reconozco que le falta algo, no desentona con el resto de la producción del sueco. Y es que Hallstrom me recuerda un poco a Mitchell Leisen, un artesano que hace cine con un buen nivel, pero que no pasará a las enciclopedias como un “grande”.
En primer lugar me interesa el hecho de que la película este basada en un personaje atractivo que es capaz de sobrepasar los limites morales marcados por la sociedad para salir de su situación personal. Es un poco como aquel actor en paro de “Tootsie” que es capaz de vestirse de mujer y engañar a todos para demostrar su valía. En el caso del personaje interpretado por Richard Gere se trata del escritor Clifford Irving, un escritor que busca el reconocimiento desesperadamente y es capaz de decir que está en contacto directo con un personaje tan controvertido como Howard Hughes que llevaba veinte años sin conceder una entrevista, para escribir nada menos que su biografía. En este punto tengo que darle las gracias a Scorsese por acercarnos a el personaje en la fallida “El aviador” que nos ayudo a conocer la personalidad del excéntrico millonario. Con este referente, el espectador español, al que apenas le suena Hughes, es capaz de entender lo difícil y extraordinario de la empresa de Cllifford-Gere. Ayudado por el siempre creíble Alfred Molina que da vida al amigo intimo Dick Suskind, la pareja emprende el mayor engaño al publico americano hasta el caso Watergate, del que es precedente.
El director y el guionista (William Wheeler) nos presentan la situación y a los personajes. Nos muestran la confección del engaño, y nos dan de pasada un referente clave del escritor, que ya había escrito un libro sobre Elmyr de Hory, aquel extraordinario falsificador de obras de arte del que parece que aprendió mucho el propio Clifford, pero que en la película solo es mencionado de pasada. Así que el arranque ya resulta interesante. Pero más aun lo es cuando entra en contacto con editoriales y revistas, es entonces cuando vemos quienes son los verdaderos estafadores, con el beneplácito de las leyes, eso si. Pero la empresa es tan increíble que estos dudan de la veracidad del proyecto. Es entonces cuando Gere-Hallstrom recurren al recurso mil veces utilizado, pero que aquí funciona a las mil maravillas, de la voz en off explicativa del escritor contando como fue el primer encuentro con el archimillonario, apoyado por las imágenes casi de suspense que lo ilustran y que aligeran una información necesaria para el espectador. De esta forma el director se asegura además que el desarrollo del personaje que acaba creyendo reales sus propias mentiras, sea creíble. E incluso crea en el espectador la incomodidad de no saber si lo son o no (interesante este recurso sino lo hubiera reventado el propio director cuando vemos que está solo en la habitación)
Pero volvamos a donde nos habíamos quedado. Una vez “colocado” el libro, la pareja de escritores necesita información para darle credibilidad a su mentira, y es ahí donde comienza lo más increíble de la historia... La visita al que fue mano derecha Hughes y que les proporcionó el grueso de la información del libro. Por otro lado la información en forma de correo que le llegó desde Las Vegas que implicaba a Nixon en la percepción de fondos a cambio de tapar un escándalo con la TWA. El cobro de un cheque en Suiza, que se supone destinado al millonario por los derechos editoriales de su biografía, y que cobra en una escena de nuevo subexplotada en cuanto a suspense la mujer de Clifford (Macia Gay Harden, que borda este tipo de papeles) La subtrama de la amante de Clifford encarnada por Julie Delpy, que no tiene peso en la trama pero si en el personaje y el desenlace.
Varias emocionantes secuencias, especialmente aquella en que un Gere de espaldas a la cámara confiesa todo en un travelling circular, para que en el último momento descubramos que es una voz en off, mientras en “realidad” lleva la mentira aún mal lejos (continuo recurso este de apostar doble o nada que reaviva la trama y por tanto la emoción)
El tercer acto no desentona con lo anterior, y supone la desarticulación de todo el entramado. Este punto es previsible, pero lo bueno es como está contado, Las fichas de domino empujan unas a las otras hasta llegar al punto álgido con la intervención (real) del propio Hughes por medio de una conferencia radiada que hace explotar todo. Mientras que Hallstrom y Wheeler hábilmente presentan al millonario como principal beneficiado y de paso enganchan con el mencionado caso Watergate. Atrás quedan escenas de grafólogos y periodistas que comprueban la veracidad de una mentira muy bien encajada que consigue engañar a todos. En realidad, te hubiese alegrado que el escritor hubiese conseguido su objetivo, porque no hace daño a nadie. Creo además, que está muy bien reflejada la crisis de confianza que sufrió el pueblo americano a partir de este hecho y sobre todo a partir de las escuchas del hotel del partido demócrata por parte de Nixon.
Las interpretaciones son correctas, Gay Harden y Alfred Molina están fantásticos, también Gere, pero tal vez era un papel para él cuando tenia veinte años menos. Ahora creo que supone un contrapeso para la película al ser “la última de...”, y eso lastra. Tal vez sea que el tono de la película no este bien definido y pase por la comedia, el drama, el suspense e incluso el Thriller y eso desoriente. Pero insito que la película es correcta y los géneros están bien mezclados. En definitiva; entretenida, bien dirigida, bien interpretada, con momentos emocionantes, pero a la que como a todas las del director, le falta algo... tal vez algo de personalidad histriónica en algún momento.
Víctor Gualda.
En primer lugar me interesa el hecho de que la película este basada en un personaje atractivo que es capaz de sobrepasar los limites morales marcados por la sociedad para salir de su situación personal. Es un poco como aquel actor en paro de “Tootsie” que es capaz de vestirse de mujer y engañar a todos para demostrar su valía. En el caso del personaje interpretado por Richard Gere se trata del escritor Clifford Irving, un escritor que busca el reconocimiento desesperadamente y es capaz de decir que está en contacto directo con un personaje tan controvertido como Howard Hughes que llevaba veinte años sin conceder una entrevista, para escribir nada menos que su biografía. En este punto tengo que darle las gracias a Scorsese por acercarnos a el personaje en la fallida “El aviador” que nos ayudo a conocer la personalidad del excéntrico millonario. Con este referente, el espectador español, al que apenas le suena Hughes, es capaz de entender lo difícil y extraordinario de la empresa de Cllifford-Gere. Ayudado por el siempre creíble Alfred Molina que da vida al amigo intimo Dick Suskind, la pareja emprende el mayor engaño al publico americano hasta el caso Watergate, del que es precedente.
El director y el guionista (William Wheeler) nos presentan la situación y a los personajes. Nos muestran la confección del engaño, y nos dan de pasada un referente clave del escritor, que ya había escrito un libro sobre Elmyr de Hory, aquel extraordinario falsificador de obras de arte del que parece que aprendió mucho el propio Clifford, pero que en la película solo es mencionado de pasada. Así que el arranque ya resulta interesante. Pero más aun lo es cuando entra en contacto con editoriales y revistas, es entonces cuando vemos quienes son los verdaderos estafadores, con el beneplácito de las leyes, eso si. Pero la empresa es tan increíble que estos dudan de la veracidad del proyecto. Es entonces cuando Gere-Hallstrom recurren al recurso mil veces utilizado, pero que aquí funciona a las mil maravillas, de la voz en off explicativa del escritor contando como fue el primer encuentro con el archimillonario, apoyado por las imágenes casi de suspense que lo ilustran y que aligeran una información necesaria para el espectador. De esta forma el director se asegura además que el desarrollo del personaje que acaba creyendo reales sus propias mentiras, sea creíble. E incluso crea en el espectador la incomodidad de no saber si lo son o no (interesante este recurso sino lo hubiera reventado el propio director cuando vemos que está solo en la habitación)
Pero volvamos a donde nos habíamos quedado. Una vez “colocado” el libro, la pareja de escritores necesita información para darle credibilidad a su mentira, y es ahí donde comienza lo más increíble de la historia... La visita al que fue mano derecha Hughes y que les proporcionó el grueso de la información del libro. Por otro lado la información en forma de correo que le llegó desde Las Vegas que implicaba a Nixon en la percepción de fondos a cambio de tapar un escándalo con la TWA. El cobro de un cheque en Suiza, que se supone destinado al millonario por los derechos editoriales de su biografía, y que cobra en una escena de nuevo subexplotada en cuanto a suspense la mujer de Clifford (Macia Gay Harden, que borda este tipo de papeles) La subtrama de la amante de Clifford encarnada por Julie Delpy, que no tiene peso en la trama pero si en el personaje y el desenlace.
Varias emocionantes secuencias, especialmente aquella en que un Gere de espaldas a la cámara confiesa todo en un travelling circular, para que en el último momento descubramos que es una voz en off, mientras en “realidad” lleva la mentira aún mal lejos (continuo recurso este de apostar doble o nada que reaviva la trama y por tanto la emoción)
El tercer acto no desentona con lo anterior, y supone la desarticulación de todo el entramado. Este punto es previsible, pero lo bueno es como está contado, Las fichas de domino empujan unas a las otras hasta llegar al punto álgido con la intervención (real) del propio Hughes por medio de una conferencia radiada que hace explotar todo. Mientras que Hallstrom y Wheeler hábilmente presentan al millonario como principal beneficiado y de paso enganchan con el mencionado caso Watergate. Atrás quedan escenas de grafólogos y periodistas que comprueban la veracidad de una mentira muy bien encajada que consigue engañar a todos. En realidad, te hubiese alegrado que el escritor hubiese conseguido su objetivo, porque no hace daño a nadie. Creo además, que está muy bien reflejada la crisis de confianza que sufrió el pueblo americano a partir de este hecho y sobre todo a partir de las escuchas del hotel del partido demócrata por parte de Nixon.
Las interpretaciones son correctas, Gay Harden y Alfred Molina están fantásticos, también Gere, pero tal vez era un papel para él cuando tenia veinte años menos. Ahora creo que supone un contrapeso para la película al ser “la última de...”, y eso lastra. Tal vez sea que el tono de la película no este bien definido y pase por la comedia, el drama, el suspense e incluso el Thriller y eso desoriente. Pero insito que la película es correcta y los géneros están bien mezclados. En definitiva; entretenida, bien dirigida, bien interpretada, con momentos emocionantes, pero a la que como a todas las del director, le falta algo... tal vez algo de personalidad histriónica en algún momento.
Víctor Gualda.
2 comentarios:
Margüita:
No doy ni con ella, ni con la anterior. No hay manera. Raro, raro, raro...
Creo que voy a empezar a rellenar el apartado de "tú eliges", porque últimamente no consigo ver ninguna de la pelis que comentas!!!
FastEddyFelson:
Es claramente una comedia,por ello este Gere madurito funciona,y demuestra que es un estupendo actor.
La peli me resulta entretenida,pero realizada sin ningún tipo de inspiración.Se deja ver y hasta provoca alguna risa,pero las subtramas son muy pobres.Lo interesante es el paralelismo de Hughes con Irving,aunque se les va la mano.
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