viernes, 4 de abril de 2008

PERSEPOLIS

Marjane Satrapi puede sentirse orgullosa. Si su cómic autobiográfico fue, y es un éxito en las librerías. Su película del mismo nombre y mismo contenido también lo es. Lo refrenda el pasado festival de Cannes que le dio uno de los premios gordos del festival, y a pesar de ser una película de animación, se ha convertido en el estreno en DVD más interesante de las últimas semanas.

Lo mejor es que ha sido casi absolutamente fiel a la versión en papel. La clave de su éxito está en que humaniza a los iraníes y de alguna forma nos acerca a ellos. Resulta que este país desconocido y demonizado por los medios de comunicación y por los norteamericanos tuvieron su propia revolución en el año 1979 cuando depusieron al Sha, que por su parte le había robado el poder (ayudado por los ingleses) al emperador previamente. El caso es que una revolución con tintes comunistas y laicos expulso al Sha de Irán. El problema es que el poder lo tomó la religión, o al menos los más radicales integristas. Por supuesto como cualquier religión o poder que se quiera imponer, lo primero que se ocupó fue de eliminar a los revolucionarios que habían luchado contra la tiranía del Sha. Por si acaso se volvían contra de los nuevos mandatarios. Así que al final el remedio fue aún peor que la enfermedad. El control integrista religioso se cerró tanto, que poco a poco se fue instaurando el miedo. Y cuando esto se consigue, se impide que el pueblo piense en otra cosa más que la supervivencia.

En el cómic el padre de Satrapi utiliza una frase que he echado en falta en la película. En una de las viñetas afirma “... mientras haya petróleo en Oriente Medio, no conoceremos la paz”. Satrapi muestra a la perfección el deterioro interno del país, que encima tuvo que enfrentarse a Irak en una guerra que les castigo tanto externa como internamente. Este es el gran acierto de Majane. Contrapone su crecimiento como mujer en un país integrista, sus inquietudes, su educación, con la situación socio política represiva que vivió y vive su país. Y es que la iraní nos refresca la memoria de una situación, sino peor al menos parecida. Para que no nos olvidemos que no hace tanto tuvimos una fuerte dictadura forjada en el miedo. Y como Satrapi explica en un pasaje de su película y comic (en una secuencia magistral de crítica a la hipocresía) también aquí los fascistas que levantaban el brazo para saludar, se apuntaron a ser luego los más demócratas

Pero volviendo a la película, como decía, Marjane nos cuenta la situación de su país al tiempo que nos muestra sus hazañas desde la infancia a la adolescencia. Sus padres deciden que lo mejor es que emigre y se vaya a estudiar a Viena. Por contraposición vemos la diferencia cultural. La falta de comprensión por parte de unos estudiantes, “contestatarios de salón” que se reúnen allí y critican todo desde sus posiciones acomodadas. También nos presenta sus historias de amor y desamor y sus problemas para acabar viviendo en la calle hasta su vuelta a Irán. País en el que de nuevo por contraste vemos lo cara que resulta la libertad y lo agradecidos que deberíamos estar por el privilegio de disfrutarla. Es entonces cuando Marjane vuelve a dar giros en su vida que formaran su futura personalidad. La entrada en la escuela de bellas artes, que en la película pasa de puntillas y con menos detalle que en el cómic. Su boda y su divorcio etc, hasta llegar al momento en el que vuelve a Europa, en concreto a Paris.

Lo mejor de la película es que su público es mucho mayor que el del cómic y probablemente acerque a muchos curiosos al formato de papel y tinta que como digo es más detallado que el que permite la hora y media de “celuloide”. Además para los no iniciados que no hayan tenido la oportunidad de ver ninguna imagen, les advierto que el formato de animación está muy, pero que muy alejado del tradicional americano tipo Disney. Y es que esta no es una película de princesas, sino una película “educativa” que nos acerca un poco más a una realidad y cultura muy alejada de la nuestra.

Sólo añadir que el merito de la versión cinematográfica esta repartido entre Satrapi y Vincent Paronnaud que codirige y coguioniza la cinta (imagino que para darle una estructura más cinematográfica) Lo que si me gustaría hacer, es terminar con la dedicatoria que la dibujante-directora lo hace. Me parece la mejor y más original posible. En vez de utilizar la tinta para poner una inscripción al final sobre el negro en el que se cierra la pantalla. Lo hace con un privilegio de este formato. El sonido. La voz de Chiara Mastroiani en el papel de Marjane repite la pregunta a su abuela de por qué huele siempre tan bien. Entonces nos retrotrae a la secuencia en la que nos lo explicaba y nos parece oler los pélalos de jazmín que la abuela se guardaba en el sujetador mientras las flores caen ocupando toda la pantalla.

Víctor Gualda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Margüita dijo:
No he visto la película, pero he tenido la fortuna de leer el cómic. Fue un regalo, y por cierto, el mejor que me han hecho en mucho tiempo.

Marjane nos muestra, con ojos de mujer, el des-desarrollo sociopolítico, y económico, de un país que, contrariamente a todos sus países vecinos, pasó de una relativa modernidad a un integrismo duro, y cruel. Pero junto con la involución iraní nos muestra un occidente altivo (caray, también irse a Viena...) de que a mi, personalmente, me hace sentirme avergonzada.

Yo me bebí las casi 400 páginas de un trago. Brutal. Aunque después de leer esta historia, su historia, he tenido que hacer un esfuerzo para ver qué he hecho yo en mi vida!