martes, 13 de mayo de 2008

BEOWULF

Poca cosa hay que comentar de la última producción del director Robert Zemeckis. Sus películas suelen ser puro entretenimiento en el mayor de los casos con poco o nada de contenido. Eso si, adornadas por algún efecto especial resultón. En el caso de "Beowulf", toda la película es un adorno floral sustentado en el efecto visual “captación del movimiento”. Un sistema que le da una apariencia animada a actores reales, de forma que cualquier efecto cuela (véanse dragones y demonios), y la interpretación de los actores desaparece, o al menos es susceptible de correcciones digitales. Este efecto ya lo pudimos ver en “Polar Express ”... aunque en aquella ni siquiera logró mejorar la interpretación de Tom Hanks.

El argumento utilizado por Neil Gaiman y Roger Avary, está basado en un poema épico anglosajón real (aunque con cambios es la segunda y tercera parte de la historia), que mitifica a un caza-dragones estereotipo del héroe, de nombre Beowulf, que llega al reino de Anthony Hopkins (sobreactuado incluso digitalmente) para librarles de una especie de demonio sensible de oído de nombre Grendel, que les atormenta. Por supuesto nuestro héroe en la ¿piel? de un Ray Winstone bastante favorecido físicamente por los efectos, será el encargado de librar a la comarca de la amenaza. Por medio, una serie de personajes que a nivel dramático podrían tener peso especifico, pero que en realidad se quedan en un quiero y no puedo. Me estoy refiriendo en concreto al personaje ¿interpretado? Por un sorprendentemente contenido John Malkovich. ¿Qué pinta en la película? Cuando le vi aparecer pensé en que sería el antagonista perfecto con sus confabulaciones subterráneas contra el futuro rey... Nada. No pintaba nada. Era simplemente para añadir peso especifico a los créditos. Igual sucede con el personaje de Angelina Jolie, personaje que aunque tiene una función en la trama, podría haber tenido algo más interés que el de hacer imaginar al espectador adolescente (y no tan adolescente) si realmente será ese el cuerpo de la actriz. Luego, como complemento, una Robin Wright que es la que más transformación física sufre por el paso de los años y el retoque digital. Con una subtrama minúscula que podría haber tenido algo de interés si el director se hubiese fijado que estaba en la peli...
Lo único realmente interesante, es la evolución del personaje principal con el paso de los años en una elipsis temporal. El héroe ha envejecido físicamente, y gracias a ello ha madurado y se ha convertido en pesimista. Ha dejado de ser una especie de superhéroe y muestra que es débil, que la vida pasa y que... ni de coña, en dos minutos le vuelven a dar la vuelta a la tortilla, y de nuevo está guerreando y peleando con un dragón supermalisimo, y de nuevo librando al reino. Aunque por supuesto, después de que hemos conocido ese lado débil humano, el final tiene que ser la catarsis del mito. El “pecado” de la mentira (concepto introducido en la película, ya que en el poema Beowulf acaba con el personaje de Angelina inmediatamente después de hacerlo con su hijo Grendel) necesita el ultimo acto heroico para que el héroe renazca de sus las cenizas shakespirianas del pesimismo.
El final tal vez decepcione al confiado espectador, pero no puede ser distinto del que es, y no porque lo diga la leyenda, sino porque sería un monigote digital intercambiable, y el sacrificio es precisamente lo que convierte a los héroes en mitos únicos. Lo curioso es que el enemigo se ha trasformado en un animal monstruoso exento de personalidad o de valores humanos. Es decir, no podemos en ningún caso darle la opción de la duda, incluso después de descubrir que el dragón es “sangre de su sangre”. Una pena que nos de igual, porque el tema de la descendencia del héroe sólo se insinúa, pero no se desarrolla.

En definitiva, una película sin mayor atractivo que los efectos digitales que complementan el poema épico, con alguna secuencia interesante sobre el papel, pero poco convincente en pantalla, como aquella en la que Beowulf se enfrenta desnudo a Grendel (ya aparece en el poema para realzar el valor y la pureza del guerrero), o la presentada como subtrama de la competencia entre la esposa y la dama de compañía, interesante a priori, pero luego completamente desaprovechada. Conclusión; hemos visto una película intrascendente de puro entretenimiento.
Víctor Gualda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La secuencia de Beowulf en cueros es una payasada.
Por otro lado, anivel narrativo le falta armonía, pese a que la elipsis de varios años me parece un acierto, no termina de cuajar el conflicto de haber procreado con la Jolie.
No aporta nada.
Zero