Tal vez se trate de la película más complicada a la que me he enfrentado en este blog. Y lo es porque no acabo de entender a dónde quería llevarnos el director turco-alemán Fatih Akin. Está claro que ya su anterior largo de ficción “Contra la pared” explora las dificultades de integración de los inmigrantes turcos en Alemania. En aquel caso el tema central que movía la trama era según palabras del propio director, el amor. En la que nos ocupa el trasfondo de los turcos en Alemania es el mismo (al menos en el primer tercio de película) pero el tema es la muerte. En el caso de esta su estructura es mucho más compleja y las interpretaciones son múltiples. El director habla de que la idea es que la muerte da paso a la vida, en este caso de los personajes que los rodean, con lo cual entiende que es una película positiva. Lo siento Fatih, pero yo no veo esa opción optimista por ninguna parte. Es más, igual que en la anterior, noto un cierto pesimismo que envuelve toda la cinta. Me explico.
La estructura dramática está dividida en tres grandes bloques. “La muerte de Yeter” “La muerte de Lotte” y “Al otro lado”. En los dos primero el director cuenta los trágicos destinos (el destino más la casualidad son los elementos que mueven todo en la película) de dos personas-personajes que deciden dar un cambio radial en su vida que se supone para mejor, y como pago reciben a cambio la muerte. Es cierto que los personajes que les rodean, sufren tal golpe que también deciden cambiar su vida, y cambiar el rumbo para “tal vez” visto lo visto, mejorarla. Pero no se hasta que punto el cambio es positivo, ya que la inmovilidad tal vez hubiese sido más constructiva (dados los acontecimientos).
Una puntualización en este punto sobre el guión que recibió el premio en Cannes. Resulta que la idea original del director era que las historias se entrecruzasen a lo largo de todo el metraje como en “Shortcuts” o “Magnolia”, pero la gran cantidad de personajes e información hacían que todo quedase demasiado ambiguo, se perdiesen las emociones cuando el espectador empezaba a identificarse con los personajes, con lo que Akin decidió dividir en bloques. En definitiva el premio de Cannes es consecuencia del montaje más que del guión en si, que bajo mi punto de vista trata de abarcar demasiado en poco tiempo, pero cuyo resultado final en la pantalla es espectacular.
Lo mejor de la película es que trata de abarcar tanto, que hay mucha variedad de temas importantes y comunes que explorar en las tramas. Tal vez la más evidente sea las relaciones entre padres e hijos entre Ali y su hijo Nejat, entre Yeta y su hija Ayten, entre Lotte y su madre Susanne. Que nos hablan de las relaciones de turcos de primera generación, entre alemanes y la combinación entre ambos. Relaciones desiguales en las que los hijos se apoyan para más tarde renegar. Pero que de alguna forma a lo largo del metraje se convierten en viajes emocionales hacia el perdón. Otros elementos importantes son; el peso de la ciudad. Más en el caso de Estambul que poco a poco le come todo el protagonismo a Hamburgo, para que el desenlace sea íntegramente allí. Consecuencia de la ciudad y de la trama, la burocracia se convierte en otro tema con peso tal vez involuntario. La ralentización de cualquier proceso administrativo hace que los personajes se vean atrapados en una maraña de la que les es difícil escapar, pero que influye en el desarrollo de sus vidas. Por supuesto la política también tiene un peso especifico aunque de manera poco profunda. En este punto el director dice no posicionarse, pero lo cierto es que en la secuencia en la que Susanne habla en la cocina con Ayten, la madre toma una posición conservadora, mientras que la joven turca, clara alter ego de las ideas del director (por lo que nos muestra de su país) toma la posición más progresista en su “discurso” aprendido e interiorizado sobre las cosa que no funcionan en Turquía. Mientras Susanne (representa a la perfección el carácter alemán) defiende que la entrada de Turquia en la UE hará que todo cambie a mejor.
Pero volvamos a la estructura dramática. Lo más interesante de todo es el desencuentro. Los personajes se cruzan constantemente. Se buscan y no se encuentran. El hilo conductor que enlaza todo es el personaje de Nejat, que lleva el peso de ser el hijo del padre asesino, más adelante el casero de Lotte, mientras busca infructuosamente a Ayten. Sirve además de casero de la madre de Lotte después de su inesperada muerte, que a su vez cuando él decide ir en busca de su padre, toma su relevo en la librería. Un complicado encaje de bolillos que no se puede desmerecer, por su complicación, acierto y circularidad de la estructura dramática. Pero hay un punto que en la película que no acaba de encajarme. Los personajes están fantásticamente dibujados. Pero su desarrollo es unilateral. Me refiero a que cada uno de ellos tiene un solo conflicto y actúa en consecuencia, pero los personajes no desarrollan personalidades complejas, sino conflictos complejos, de forma que al final te quedas con la sensación de que la unión de al menos un par de ellos, formarían un solo personaje. Por otro lado esta el tema de que el protagonista o hilo conductor, prácticamente a lo largo de todo el metraje funciona como pieza de enlace y como mero observador. Su conflicto únicamente está desarrollado después del acto del padre, obligándole a renegar de él y a tomar una decisión, y cuando en la secuencia junto a Susanne le explica uno de los pasajes del Corán, y ante la pregunta directa de la madre alemana que lo ha dejado todo por entender a su hija, reacciona al darse cuenta de que no está actuando en consecuencia con su progenitor.
En definitiva una maraña de texto, con un desenlace en el que planea el perdón, la redención, el desarrollo de las personalidades a partir de sus vivencias, pero con el tema de la muerte como elemento desestabilizador para sus vidas y punto de resorte para la trama (incidente incitador para Robert McKee). Ahora no queda otro remedio que esperar un par de años para saber como resuelve la trilogía Akin en la película que se supone cerrara la trilogía, y cuyo tema motor es “el mal”... de momento lo que no veo es el enlace de “Al otro lado” con el libro que dice haber inspirado al director, “El arte de amar” de Erich Fromm.
La estructura dramática está dividida en tres grandes bloques. “La muerte de Yeter” “La muerte de Lotte” y “Al otro lado”. En los dos primero el director cuenta los trágicos destinos (el destino más la casualidad son los elementos que mueven todo en la película) de dos personas-personajes que deciden dar un cambio radial en su vida que se supone para mejor, y como pago reciben a cambio la muerte. Es cierto que los personajes que les rodean, sufren tal golpe que también deciden cambiar su vida, y cambiar el rumbo para “tal vez” visto lo visto, mejorarla. Pero no se hasta que punto el cambio es positivo, ya que la inmovilidad tal vez hubiese sido más constructiva (dados los acontecimientos).
Una puntualización en este punto sobre el guión que recibió el premio en Cannes. Resulta que la idea original del director era que las historias se entrecruzasen a lo largo de todo el metraje como en “Shortcuts” o “Magnolia”, pero la gran cantidad de personajes e información hacían que todo quedase demasiado ambiguo, se perdiesen las emociones cuando el espectador empezaba a identificarse con los personajes, con lo que Akin decidió dividir en bloques. En definitiva el premio de Cannes es consecuencia del montaje más que del guión en si, que bajo mi punto de vista trata de abarcar demasiado en poco tiempo, pero cuyo resultado final en la pantalla es espectacular.
Lo mejor de la película es que trata de abarcar tanto, que hay mucha variedad de temas importantes y comunes que explorar en las tramas. Tal vez la más evidente sea las relaciones entre padres e hijos entre Ali y su hijo Nejat, entre Yeta y su hija Ayten, entre Lotte y su madre Susanne. Que nos hablan de las relaciones de turcos de primera generación, entre alemanes y la combinación entre ambos. Relaciones desiguales en las que los hijos se apoyan para más tarde renegar. Pero que de alguna forma a lo largo del metraje se convierten en viajes emocionales hacia el perdón. Otros elementos importantes son; el peso de la ciudad. Más en el caso de Estambul que poco a poco le come todo el protagonismo a Hamburgo, para que el desenlace sea íntegramente allí. Consecuencia de la ciudad y de la trama, la burocracia se convierte en otro tema con peso tal vez involuntario. La ralentización de cualquier proceso administrativo hace que los personajes se vean atrapados en una maraña de la que les es difícil escapar, pero que influye en el desarrollo de sus vidas. Por supuesto la política también tiene un peso especifico aunque de manera poco profunda. En este punto el director dice no posicionarse, pero lo cierto es que en la secuencia en la que Susanne habla en la cocina con Ayten, la madre toma una posición conservadora, mientras que la joven turca, clara alter ego de las ideas del director (por lo que nos muestra de su país) toma la posición más progresista en su “discurso” aprendido e interiorizado sobre las cosa que no funcionan en Turquía. Mientras Susanne (representa a la perfección el carácter alemán) defiende que la entrada de Turquia en la UE hará que todo cambie a mejor.
Pero volvamos a la estructura dramática. Lo más interesante de todo es el desencuentro. Los personajes se cruzan constantemente. Se buscan y no se encuentran. El hilo conductor que enlaza todo es el personaje de Nejat, que lleva el peso de ser el hijo del padre asesino, más adelante el casero de Lotte, mientras busca infructuosamente a Ayten. Sirve además de casero de la madre de Lotte después de su inesperada muerte, que a su vez cuando él decide ir en busca de su padre, toma su relevo en la librería. Un complicado encaje de bolillos que no se puede desmerecer, por su complicación, acierto y circularidad de la estructura dramática. Pero hay un punto que en la película que no acaba de encajarme. Los personajes están fantásticamente dibujados. Pero su desarrollo es unilateral. Me refiero a que cada uno de ellos tiene un solo conflicto y actúa en consecuencia, pero los personajes no desarrollan personalidades complejas, sino conflictos complejos, de forma que al final te quedas con la sensación de que la unión de al menos un par de ellos, formarían un solo personaje. Por otro lado esta el tema de que el protagonista o hilo conductor, prácticamente a lo largo de todo el metraje funciona como pieza de enlace y como mero observador. Su conflicto únicamente está desarrollado después del acto del padre, obligándole a renegar de él y a tomar una decisión, y cuando en la secuencia junto a Susanne le explica uno de los pasajes del Corán, y ante la pregunta directa de la madre alemana que lo ha dejado todo por entender a su hija, reacciona al darse cuenta de que no está actuando en consecuencia con su progenitor.
En definitiva una maraña de texto, con un desenlace en el que planea el perdón, la redención, el desarrollo de las personalidades a partir de sus vivencias, pero con el tema de la muerte como elemento desestabilizador para sus vidas y punto de resorte para la trama (incidente incitador para Robert McKee). Ahora no queda otro remedio que esperar un par de años para saber como resuelve la trilogía Akin en la película que se supone cerrara la trilogía, y cuyo tema motor es “el mal”... de momento lo que no veo es el enlace de “Al otro lado” con el libro que dice haber inspirado al director, “El arte de amar” de Erich Fromm.
Víctor Gualda..
2 comentarios:
La verdad es que estamos en una película muy completa y con muchos temas, tramas, y subtramas...
Dos cosas, yo si veo la vinculación entre "El arte de amar" y esta película, uno de los vértices teóricos de esta obra de Fromm es "el vínculo social", que básicamente compone una visión holística en la que todos estamos relacionados y donde nuestras acciones tienen efecto en el "otro". Este yo creo que es el tema central de la película.
Otra cuestión es "lo político", yo creo que efectivamente no es una película "política", pero "lo político" si tiene un papel protagonista. "La política" y "lo político" tienen un origen etimilógico diferente, "la política" hace referencia a la gestión de los asuntos públicos, a la representación política, mientras que "lo político" tiene que ver con fórmulas tendientes a transformar el orden social hacia un modo de vida más "ético", y esto tiene que ver con la justicia, la libertad, etc...
Margüita dijo....
Yo aún no tengo claro si decir que me gustó, o que me pareció un rollo. El tema me resultó interesante, el guión me gustó... y sin embargo, a pesar de que los ingredientes básicos están ahí, la película no me dice nada. No me conmueve. En definitiva: no me la creo.
La interpretación deja, en mi opinión, bastante que desear. Con la excepción de las dos madres, el resto de los actores son incapaces de darle un mínimo de credibilidad a sus personajes. Es como si ellos tampoco se lo creyeran...
Y con respecto a su vinculación con "El arte de amar"... pues tampoco veo claro el punto de conexión. Si, obviamente el amor es el motor de los personajes, lo que les mueve a actuar, a moverse de aquí para allá. En términos generales Fromm decía que "el amor no es un sentimiento fácil para nadie".... y eso lo saben bien nuestros personajes. Pero bueno, eso lo dijo Fromm, y es probable que Perogrullo también(ups, perdón por este chiste tan malo!).
Lo único que puedo ver, de lejos y achicando los ojos, es su idea de que el verdadero amor consiste en dar, sin esperar nada a cambio. Esto es lo que hacen nuestros personajes por su seres queridos cuando éstos han muerto... intentan hacer real su voluntad, aún sabiendo que nunca podrán ser recompensados por ello. No obstante las inspiraciones son algo demasiado subjetivo. Quién sabe la interpretación que Akin ha hecho de la obra de Erich Fromm para considerarlo su musa. Si el lo dice, yo le creo. Pero le creo porque él lo dice... de mi nuca saldría establecer una relación entre el texto y la película.
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