miércoles, 15 de agosto de 2007

EL JEFE DE TODO ESTO


Lars Von Trier. O le odias, o le amas. No hay termino medio. Sólo te da la opción de amarle unas veces y odiarle otras... Y después de esta reflexión de barra de bar, su última película. “El jefe de todo esto”... Esta no es una película casual. Tras Dogville y Manderlay, y a consecuencia de la baja recaudación de la segunda, el danés se encuentra sin financiación para completar la trilogía (Washington creo que se llama). ¿Qué decide? Marcarse una comedia de bajo coste, con un punto localista (el pique entre daneses y islandeses por ejemplo) para todos los públicos. Pero como Lars no puede pasar desapercibido, comienza la película con una presentación que realiza él mismo, desde el reflejo del cristal, subido en una grúa en lo que parece el medio técnico más caro de todo el largo. Como su egolatría no conoce límites, se permite el lujo de cortar la trama de la película y explicarnos de paso las bases de la comedia varias veces. Tal vez para Trier resulte divertido, pero este experimento lo único que consigue es que el espectador salga de la historia en cada aparición, y nos hace concientes de que “El jefe de todo eso”... el representante de Dios en la película (como se sugiere en uno de los diálogos) es él.

De todos es conocido lo difícil del carácter del director. Creador y cabeza visible del movimiento Dogma95, multipremiado en decenas de festivales, niño mimado de Cannes, ha debido leer en cientos de artículos que es un genio. Si a ello le unimos un cuadro patológico digno de estudio. Qué iniciado no ha oído hablar de sus míticas peleas con Björk (otra ególatra irredenta) durante el rodaje de “bailar en la oscuridad”. Sus fobias a los aviones, manías persecutorias, miedos varios, etc. Han convertido al jefe de todo esto en un personaje de ficción.

En el caso que nos ocupa, y mientras reúne el dinero para la película que completa la saga, ha decidido lo que muchos en España, que la comedia siempre funciona. Así que con un planteamiento simple arranca. El dueño de una empresa de informática ha decidido contratar a un actor que se haga pasar por el director de la empresa, ya que los empleados no saben que realmente el que manda es él. Todo el primer acto de la película, y a través de los ojos del actor nos presenta la fauna que puebla la empresa. Conocemos los caracteres estereotipados y llevados al extremo de todos los personajes dando lugar a situaciones disparatadas y divertidas. Me recordó a las comedias americanas de finales de los cincuenta, al estilo centroeuropeo, eso si) Si te preguntas para qué lo ha contratado, la razón es simple. El director real de la empresa quiere venderla. Pero como Lars explica en uno de sus cortes publicitarios, para que la trama avance hay que completarla aún más y aparece un personaje desequilibrador relacionado con el pasado del actor y que le abre los ojos sobre las intenciones reales del director. A partir de este momento, todo se complica y hay una confrontación a tres bandas. Por una parte, el director. Por otra el actor (qué curioso símil) y por otro los trabajadores (que perfectamente podrían representar al público) Pero como nada es lo que parece, el jefe real de todo este follón (y me refiero a Trier) no está dispuesto a dejar títere con cabeza y hace una crítica mordaz a todos, incluido a él mismo (aunque en su caso se ocupa de justificar a su personaje (el que le representa) y dejarlo como héroe final de la historia. Y es que aunque la motivación del director sea la ambición económica, que tan cercana nos resulta, está en manos de un actor, que es sinónimo de desestabilidad emocional y por tanto de imprevisibilidad. Y es que no se le puede dejar el “poder” a un actor porque la necesidad de rellenar su ego es superior siempre al interés general (en este caso estoy absolutamente de acuerdo con Trier) El caso es que nos lleva a un final sorpresivo e inesperado que convierte al héroe en antihéroe y al malvado ambicioso en un ser comprensivo y amable al descubrir el cariño que tanto necesita (no te preocupes Lars, en el fondo te queremos).

En definitiva, una buena comedia, entretenida y amable que como todas las buenas comedias toca temas escabrosos (poder, sexo, ambición, mentira) que no lo parecen tanto por el tono cómico desde el que están tratados. También he de añadir, que como director de culto que es, Lars no es accesible a todo el público, y habrá más de una vecina a la que le horrorice el largo. Pero Trier saca partido a las pocas localizaciones que utiliza gracias a la interpretación de Jens Albinus, el actor, en contrapunto con el jefe Peter Gantzler... en realidad da lo mismo, cuando acabe la película no sabrás el nombre de ninguno de los actores ó técnicos. Solo sabrás que la película es del jefe de todo esto. Lars Von Trier.

Mención aparte merece el método de filmación del largo. Von (que no forma parte de su nombre real, pero que desde los tiempos en los que estudiaba en la escuela de cine le hace parecerse en algo más a sus admirados Von Stroheim y Von Sternberg) utiliza un sistema que se llama Automavisión consistente en que un ordenador que elige los posibles encuadres, luces, sonido. El director únicamente se limita a apretar el botón eligiendo el que le parezca el más adecuado. Particularmente, y sin querer ejercer de purista, creo que la consciencia que genera en todo momento el cambio constante de encuadres extraños es un elemento disturbador para el espectador, que se entretiene más viendo cada nuevo plano que siguiendo la historia. Lo bueno para la producción, que al realizarse en decorados reales y luz natural, la película estaba terminada y prácticamente montada en cinco semanas.

.... y es que la constante búsqueda del director es un arma de doble filo. Por una parte su necesidad de investigar e innovar no deja de atraernos, y por otra su demasiado visible ego no deja de producirnos rechazo. En el camino; un montón de buen cine.
Víctor Gualda.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Fast Eddy Felson:
Me pareció una comedia con un arranque e idea de partida genial,pero se me hizo pesada.
Tal vez sea porque el distanciamiento a lo Brecht(las apariciones de Lars en los puntos de giro,la falta de raccord de luz,la interpretación...) la haga menos digerible, no acorde con la frivolidad que exige.
Creo que Kaürismaki maneja mucho mejor ese tipo de humor,pues nos encontramos ante una screwball comedy,la camera café o el absurdo de los Marx o la denuncia de Tati?No lo sé.

Anónimo dijo...

Una comedia con altibajos, puede ser. Pero lo suficientemente inteligentemente llevada a cabo como para dejar al final un buen sabor de boca. A mi, personalmente, la interpretación me pareció muy buena.

Por qué creéis que exige frivolidad???

Anónimo dijo...

Fast Eddy Felson... me queda la duda de si sabes mucho de cine, o si lo tuyo es una mezcla de berborrea con pequeñas dosis de arrogancia. O tal vez es que escribes sólo para ti, y no te importa que los demás no te entiendan!

Desde mi punto de vista, una gran peli. De nuevo el cine escandinavo no defrauda.

Anónimo dijo...

Fast Eddy Felson:
Simplemente dije que me pareció pesada,lenta.Y creo que es la intención de Lars Von Trier,por eso hace lo que hace.
Te felicito si te pareció una gran peli,pero ni todos somos iguales ni vemos las cosas de la misma manera.
Así que nada,espero que ahora me hayas entendido.

Anónimo dijo...

Gran peli, con esos maravillosos juegos con los puntos de vista, y ese sentido de humor irónico y excesivo, no soy muy amigo de lo histrónico pero Trier con su forma inteligente de presentar la trama reconozco que me seduce. Y enhorabuena a la crítica la mejor hasta la fecha de Devedeteco Bi, te has superado viejo